jueves, 10 de febrero de 2011

MÁS MEZQUITAS

Es el título de un artículo publicado hoy en “El Mundo”. Responde a la noticia que reproduje ayer en este blog sobre un informe referente a España de la Comisión Europea contra el Racismo. Lo firma un tal Salvador Sostres.
Recuerdo nuevamente aquello de que “el autor de este blog no se identifica necesariamente con las opiniones aquí vertidas”.

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La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia ha considerado que “no es razonable que se rechacen las solicitudes de construcción de nuevas mezquitas” en España. Es una estrategia de los islamistas hacerse los demócratas y aprovecharse de la democracia para irse infiltrando en el sistema hasta tenerlo totalmente controlado, para entonces cargárselo e imponer su ley.
Sólo hace falta ver la cínica propaganda que están poniendo en circulación los Hermanos Musulmanes, que simplemente están esperando el momento adecuado para tomar el poder e islamizar Egipto…
Los islamistas tienen el deber moral del proselitismo y el deber político de vivir el Islam en público. La afirmación pública del Islam tiene como objetivo hacerse con el poder político e implantar un gobierno islámico.
A pesar de los tímidos avances del euroislam, en la mayoría de mezquitas se predica la destrucción de Occidente y la aniquilación del mundo libre. Alrededor del Islam jamás ha florecido ninguna sociedad libre.
… No sé cuántas mezquitas tiene que haber en España, sobre todo si hablamos en nombre de los derechos humanos. Supongo que las mismas catedrales que haya en Irán, o las mismas sinagogas que haya en Afganistán. Las catedrales y sinagogas que sí son compatibles con la democracia y con la libertad y que en cambio no existen en los países que luego nos exigen que construyamos mezquitas y tienen el morro de hacerlo en nombre de unos derechos humanos que ellos pisotean sin la menor piedad.
… No se nos puede acusar ni de déspotas ni de tiranos por no aceptar la construcción de centros en que, por mucho que se diga, todo el mundo sabe que se enseña a odiar lo que somos y hacemos.
… cuando en su país de origen –y en sus propias carnes- vivieron atormentados por el totalitarismo islamista, el desastre fue tal que no tuvieron más remedio que marcharse.

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