miércoles, 23 de febrero de 2011

DE TÚNEZ A EL CAIRO

Sami Naïr es una de las personas que mejor conocen el mundo árabe. Imagino que tiene que estar viviendo muy intensamente los sucesos de Túnez, Egipto, Libia… Me he enterado de que se encuentra en uno de estos países. Irresistible para un hombre comprometido como él.
Escribe habitualmente en El País y en dos periódicos franceses, Le Monde y Liberation. ……………………………………………………………………………………………
… Egipto fue, es y será por mucho tiempo el corazón del mundo árabe… representa el peso del número (más de 80 millones de habitantes), el peso de la geografía (se halla en el centro de las relaciones entre el Oriente y el Occidente árabes), la fuerza de la cultura, de la ciencia, de la tradición estatal y, sobre todo, tras la II Guerra Mundial, el símbolo de la emancipación de los pueblos árabes. pero este país ha sufrido una dictadura despiadada durante más de medio siglo...
(…)
La emergencia de una sociedad civil democrática, autónoma y espontánea en el mundo árabe es la gran novedad de estas dos revoluciones (tunecina y egipcia) y de las que vendrán. Es una situación original, pero que conlleva riesgos, sobre todo por la ausencia de organización política… Los únicos partidos que realmente se han estructurado estos últimos años han sido los partidos islamistas… están al acecho. Por prudencia, de momento dedicarán sus esfuerzos, como ya se proponen hacer en Túnez, a conquistar la hegemonía dentro de la sociedad civil. Su cálculo es a largo plazo: primero quieren dominar la sociedad, “tradicionalizar” el sistema de usos y costumbres, para luego vencer democráticamente en las elecciones, según el modelo turco.
Pero ahora no les resultará fácil imponerse: la revolución ha sido democrática de principio a fin. Los jóvenes, que han sido en sus países la punta de lanza de la revolución, no han manifestado afiliación religiosa o ideológica alguna. Reivindican la libertad de expresión, unas instituciones democráticas y la marcha de un hombre que simbolizaba la opresión desnuda.
La irrupción de la juventud es en realidad la gran novedad política en el mundo árabe… Su cultura política no la han heredado del pasado… Esta es producto de la globalización –no la de la economía, sino la de los valores alternativos de ciudadanía y democracia política- … Nada hace prever que estos jóvenes vayan a dejar que los movimientos integristas aplasten bajo un nuevo manto de plomo su conquista democrática…
… La idea falaz según la cual los regímenes autoritarios son los mejores garantes contra la amenaza islamista ha muerto en Túnez y en El Cairo. Lo que ha ocurrido estas últimas semanas demuestra que los pueblos, cuando quieren la libertad, saben no tenerle miedo a nadie, porque han superado el mismo miedo.
El País, 18 de febrero de 2011-02-23
* Sami Naïr es profesor invitado de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla.

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