domingo, 29 de marzo de 2009

LOS ANDALUCES Y LAS TAREAS DEL HOGAR

(Información y datos extraídos de El País del 28 de marzo de 2009)

Sólo el hombre puede trabajar fuera de casa y la mujer es la que se debe ocupar de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos. Éste es el ideal de familia para el 25,7% de los hombres andaluces. El 17,9% de las mujeres también apoya este reparto. Es lo que se desprende del estudio Encuesta Social 2007. Una visión de Andalucía. En el lado opuesto se sitúan el 52,7% de los hombres y el 63,8% de las mujeres, que opinan que ambos deben trabajar fuera y repartirse las labores domésticas. Respecto a las tareas del hogar, el 43,4% de los varones sostienen que son ellas las que principalmente deben encargarse de este tipo de trabajos.

El estudio –elaborado entre octubre de 2006 y marzo de 2007- profundiza también en el reparto de las tareas del hogar. Sólo el 13,3% de los varones dice que friega los platos y el 15,2% de ellos dice que hace las camas en casa.

En una década poco se ha avanzado. El 73% de las mujeres reconocían que eran ellas las encargadas de todas las tareas domésticas en 1998, según un estudio del Instituto Andaluz de la mujer. Ya entonces se alertaba de cómo los roles de cómo los roles se repetían entre los menores: el 35% de los hijos no dedicaba ni un minuto al trabajo doméstico. Entre las hijas se rebajaba al 14%.
[…]

miércoles, 25 de marzo de 2009

Educación para la igualdad

He recibido, a través de Googel este artículo. Me limito a reproducirlo tal como está escrito.


25 marzo 2009
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Educación para la igualdad
23.03.2009 - Ana Gómez es licenciada en Filología Hispánica y Profesora de Español

Un recentísimo documento, magníficamente editado, del Gobierno regional (Instituto de la Mujer y Consejería de Educación) asesora a profesores y empresarios en su trato con alumnas o personal femenino y muestra las ventajas que aporta la incorporación de mujeres a empleos tradicionalmente masculinos. «La escuela mixta parte del principio de neutralidad y no contempla las desigualdades de género, considera que trata a todos por igual y cree que es correcto. En realidad, el profesorado reproduce los valores sexistas: considera que chicos y chicas están dotados para tareas distintas y los orienta de manera diferente. Los libros de texto, de lenguaje androcéntrico, ocultan a la mujer en contenidos e ilustraciones; y evitan mencionar las aportaciones femeninas a la cultura, la historia o la ciencia. El nuevo modelo coeducativo -no mixto- reconoce las diferencias de género, reparte espacios y tiempos equitativamente y hace visibles las obras de las mujeres en el mundo». En su 'Teoría de la socialización y la influencia de los estereotipos de género' leemos: «la especie humana se compone de machos y hembras, que se identifican por el sexo (genitales, mamas...), pero no se nace hombre o mujer, sino que son meras consecuencias de la socialización. Se les asignan identidades distintas. No es lo mismo padre, madre, minero, alumna, alumno, marinero (...) El género condiciona los gustos: música clásica, cocina, natación, ballet, para chicas; policíacas, rock, vela, montañismo, informática, videojuegos, para chicos (...) La mujer se invisibiliza: el claustro de profesores, los alumnos, la cofradía de mariscadores; cuando la mayoría son mujeres. Una educación no sexista debe hablar visualizando y debe mostrar hombres en profesiones femeninas: Llongueras, Ferré, Dior, Galiano, y viceversa: Merkel, Graff. Y en lo docente y empresarial debe imponerse la remoción de obstáculos que impiden la igualdad». Se juzga ideal la conciliación laboral y familiar, pero ventajoso contratar a mujeres «porque solo tienen un hijo a partir de los cuarenta, así, sus bajas no son largas ni frecuentes» (¡paradójico!). «Son más limpias, dialogantes, atentas, respetuosas, con mejores notas que los hombres. Aunque falten por dolores menstruales, no será comparable a las ausencias de los hombres por resacas, fútbol o causas injustificadas».

Ante lenguaje tan preciso y literario; ante razonamientos tan lógicos y acertados, debo reflexionar. Hasta ahora he distinguido a mis alumnos por su trabajo. Nunca he contado números o porcentajes "de género". Tengo ex alumnos cocineros, pianistas y maestros de ed. infantil. Y ex alumnas ingenieros, atletas y abogados del Estado. Jamás hice 'visible' su sexo, por creer que debía tratarlos igual. Craso error. Debería considerar la diferencia. ¿Calibrar pechos y entrepiernas? ¿Compensar la baja puntuación de un examen bajo síndrome premenstrual? ¿Hablar en femenino? De gustos y profesiones ¿qué opinarán Marsalis, Spinosi, Jaroussky, José Martínez, Zabell, Pasabán, y mis alumnas roqueras o informáticas?

Los exámenes de selectividad incluirán contenidos femeninos (¿componentes químicos de las compresas?, ¿estadísticas de embarazos?, ¿cálculo de talla de sujetador?). Tribunales de PAU y para selección de profesorado universitario, paritarios. Se me podrá rechazar si mi sexo está ya representado. El Gobierno alega que no es discriminación, aunque la causa sea solo mi aparato reproductor, no mi capacidad o experiencia. Sugerencias: vacantes en oposiciones, tribunales de justicia y equipos de quirófano paritarios (tranquiliza saber que las mujeres cogen más suavemente el bisturí).

A ver si resulta que no fue Miguel Servet quien descubrió la circulación de la sangre, ni Galileo el heliocentrismo, Pasteur su vacuna o Fleming la penicilina, sino sus ayudantes femeninas. A lo mejor, Jovellanos, Velázquez y Lope eran mujeres travestidas, como la monja alférez. Quizá, en vez de estudiar a Colón o Pizarro y sus conquistas coloniales, hayamos de fijarnos en sus conquistas femeninas entre las indias que encontraban a su paso.

Sí ha habido mujeres destacadas: Sta. Teresa, Nightingale, Austen, Brontë, Morisot, las sufragistas, las reinas de Inglaterra o Suecia. Y también Isabel la Católica, Meir, Kirchner, Thatcher, Rice y Livni, modelos de pacifismo, comprensión, gestión económica y político-social, generosidad y humanidad. Que queden hombres sin saber cocinar ni poner una lavadora solo es culpa suya, no de sus madres que los educaron. Que las mujeres maltratadas no denuncien y afirmen seguir queriendo a sus maridos porque son buenas personas solo es culpa de los hombres.

Vicario, Williams, Nadal y López son tenistas. Y Chanel, McCartney, Balenciaga y Berhanyer, diseñadores. Y punto. Iguales. (No pienso en el sexo las 24 horas del día, qué se le va a hacer). Hay buenos y malos tanto varones como mujeres. Los aparatos reproductores y las hormonas no aportan virtudes y defectos per se.
Ablaciones de clítoris, millones de niñas sin vacunar ni alfabetizar, burkas y prostitución, mientras aquí callamos o asistimos a concursos de misses (mercado de culos y tetas: esclavitud sexual) o defendemos pañuelos como signo de libertad y pedimos paridad en el Parlamento y los consejos de administración. No en la minería o las fábricas, que se gana y se viaja menos, se come y se viste peor, no salimos en Vogue o El Mundo cual estrella cinematográfica, y son incómodos para nalgas liposuccionadas y pechos siliconados. Ni paridad masculina en la enfermería o el magisterio.

No todo es respetable y aceptable. El respeto mal entendido a la libertad religiosa puede llevar a tolerar la separación de sexos en piscinas públicas, la mutilación genital, el ojo por ojo, la lapidación o la muerte de menores por falta de atención médica. Quien lleva velo, viste ropa holgada para ocultar las formas que tientan al varón hacia la lujuria. ¿No se sabía? ¿Es libertad e independencia? Creeré que las autoridades son feministas e igualitarias cuando hagan lo posible por erradicar tales conductas y fomenten el interés por el intelecto más que por el cuerpo (oculto o expuesto).

Menos mal que Obama es negro. Si no, aún oiríamos que su victoria se debía a la discriminación sexista.

lunes, 23 de marzo de 2009

UN SEXO NO TAN DÉBIL

Este artículo está firmado por Bonifacio de la Cuadra y apareció en El País el pasado viernes. En esta ocasión no he realizado ningún resumen ya que el artículo no es muy amplio.
Como no estoy en el Centro no sé qué opinión les merece a mis colegas de Educación Física.



La separación de las mujeres y los hombres en los ámbitos deportivos, en general, y la hegemonía masculina en los deportes de masas –notablemente el fútbol- consagran, de la mano de tópicos anticuados pero vigentes, modos de discriminación de la mujer insoportables. Por eso hay que saludar con simpatía y optimismo –moderado por el peso de la realidad- el Manifiesto por la Igualdad y la Participación de la Mujer en el Deporte, del Consejo Superior de Deportes (CSD), para “superar prejuicios y estereotipos” y “garantizar la plena igualdad (…) en todos los ámbitos y a todos los niveles” incluido el de competición. El CSD señala con acierto, entre “las barreras ocultas” que fomentan la discriminación, “la adscripción que las actividades físicas y el deporte han tenido y tienen al rol social masculino”.

Quienes hemos vivido en la España franquista –especialmente perjudicial para las mujeres- recordamos la asignación de las jóvenes a los Coros y Danzas, propiciados por la Sección Femenina, mientras el Frente de Juventudes fomentaba entre los muchachos la práctica del deporte, así como el entusiasmo por la milicia, también vedada a las mujeres. Desde el recuerdo de aquellas barreras, interesa analizar otras que aún subsisten, a pesar de la promulgación de normas como la Ley de Igualdad. Así, se mantiene que el deporte es demasiado violento para una constitución femenina físicamente más frágil, el sexo débil. Sin embargo, está demostrado que las mujeres son más longevas que los hombres y más resistentes, aunque prácticas culturales y sociales las han configurado como menos brutas –hay de todo- y más vulnerables.

Pero, ¿de dónde sacamos que el deporte es violento? Si nos referimos al boxeo, de acuerdo. Sin embargo, existen dudas fundadas de que se trate de un deporte y, en todo caso, la comprobada violencia de una práctica consistente en propinarse mamporros lo hace desaconsejable igualmente para hombres y mujeres.

Cojamos al toro por los cuernos y analicemos el fútbol. Niego que sea violento, aunque sí lo son a veces algunos de los que lo practican. Pensemos, por ejemplo, en Messi, probablemente el mejor jugador del mundo. La facilidad con que dribla y culebrea en el área, gira, se revuelve, controla la pelota y elude al adversario es orfebrería deportiva, que me atrevería a calificar –haciendo uso del mismo tópico que combato- de habilidad femenina.

La mujer no está inhabilitada, por su configuración física, para la práctica del fútbol o de cualquier otro deporte. Y digo más: nada le impediría formar parte de equipos de fútbol mixtos, aunque sería prematuro y desmoralizador poner en práctica ahora esa medida sin un previo proceso de preparación, ensayo y divulgación. Existen casos de futbolistas mujeres con gran éxito, como la brasileña Milene Domingues, conocida por la Ronaldinha –fue esposa de Ronaldo- y la mexicana Maribel Domínguez, llamada Marigol por su facilidad por el tiro a puerta. Esta última, que ya jugó en su país en equipos juveniles masculinos haciéndose pasar por un chico, solicitó a la FIFA jugar al fútbol con los hombres. La respuesta fue negativa.

El manifiesto del CSD plantea que la plena igualdad debe afectar a todos los niveles: practicantes, dirigentes, entrenadoras, técnicas, árbitras, periodistas… No me resisto a contar la anécdota de una periodista que en 1969 fue a un periódico de Madrid a pedir trabajo y el director le dijo que sólo tenía un puesto, pero no podía ocuparlo una mujer, porque era en la sección de deportes… Y enfrentarla a la experiencia de mi mujer, que era profesora de Educación Física y en los años ochenta fue pionera: entrenó a un equipo de fútbol de chicos.

Para avanzar en el sentido que propone el CSD hay que derribar los obstáculos contra la pena igualdad de mujeres y hombres en el deporte. La creatividad de las mujeres puede aportar mucha calidad a la práctica deportiva y no basta con fomentarla sólo entre mujeres, porque la experiencia demuestra que allí donde se produce la coparticipación en condiciones de igualdad –la Universidad, por ejemplo- las mujeres demuestran su capacidad y hasta superan a los hombres.

Es preciso, desde los poderes públicos, como manda el artículo 9.2 de la Constitución, “remover los obstáculos que impidan o dificulten” la igualdad en “plenitud” de hombres y mujeres. Si el legislador democrático ha suprimido incluso la medieval y arraigada supremacía masculina en la sucesión de los títulos nobiliarios, hora es ya de que desaparezcan las trabas legales existentes para la práctica de los deportes en plenas condiciones de igualdad.

jueves, 19 de marzo de 2009

NOSOTRAS SA

En el mismo lugar y fecha que el anterior artículo se encuentra éste. Empar Moliner, su autora, realiza una crítica al feminismo mal entendido. Es de agradecer que existan personas con valor para ir en contra de "lo políticamente correcto".


Hola amigas. La incorporación de la mujer al mundo laboral ha propiciado que surjan nuevas profesiones, y una de las más rentables es ser mujer: se trata de ser muy pelota con las mujeres para venderles algo, que puedes ser tu misma, sin ir más lejos. Lo más rentable es hacer un libro de no ficción donde expliques lo injusto y difícil que es ser mujer sabiendo que precisamente por ser mujer te lo comprarán. Luego, como autora, podrás ir a los debates diciendo que “los hombres están desorientados porque les pedimos que sean fuertes y tiernos a la vez” frase preciosa que debería ser el estribillo de la próxima canción eurovisiva…

Ya hace años que ningún hombre normal dice que las mujeres somos más tontas que ellos. Ahora, sin embargo, unas cuantas se dedican a decir que nosotras somos más listas, y eso está muy bien porque a las tontas les encanta oírlo.

01. Cómo distinguir un producto femenino
Para distinguir un libro femenino de un libro normal miren la contraportada. En ella se habla de lo mal que hacen las cosas los hombres y se detalla (con un lenguaje graciosísimo) lo monstruosos que son. En algunas de estas contraportadas se pueden leer que los hombres “tienen un pene clavado en el cerebro”, o que “la suciedad es uno de sus rasgos inherentes”, o que los hombres, qué lástima “no son como los medicamentos y no tienen instrucciones de uso”. No me lo estoy inventando. Si un hombre escribiese un libro diciendo cosas parecidas, aunque fuese en broma, le denunciaríamos y le quemaríamos, no necesariamente por este orden.

[…] Ahora que casi hemos conseguido que no se generalice con los homosexuales (no, no son todos más sensibles y promiscuos), con los negros (no, no llevan todos el ritmo en la sangre) o con las mujeres (no, no somos el sexo débil ni decimos que no cuando queremos decir que sí), resulta que somos nosotras las que generalizamos con los hombres (todos sucios, machistas y obsesos sexuales). Así da gusto ser mujer.

02 Los anuncios, una cuestión de esfuerzo
Hace poco, en un periódico salía una carta al director firmada por Inma Soriano que decía que no usa el champú Sanex, ni ningún otro producto que muestre a la mujer desnuda, porque lo consideraba vejatorio. Puede que ustedes piensen que ese anuncio no enseña precisamente un cuerpo excitante o lascivo, pero escandalizarse y encontrar algo sexista es sólo cuestión de esfuerzo. Se trata de hacer ese esfuerzo. Háganlo y verán cómo encuentran sexista y vejatorio, por ejemplo el anuncio de los espárragos El Gigante Verde, donde el protagonista va con un taparrabos de hojas, cosa que propicia que veamos su cuerpo, musculoso y verde, de una manera gratuita y vejatoria para los gigantes.

[…] “Es que las mujeres somos como mucho más sensibles, como que le damos más vueltas a las cosas; yo a veces lloro y no sé por qué lloro”. Es lo que dice una chica en un anuncio de compresas buenísimo. Es tan bueno que algunas estamos deseando que hagan uno de maquinillas de afeitar en el que el chico diga: “Es que ser hombre es como más guay, ¿no? Porque los hombres les damos menos vueltas a las cosas, y si tenemos que eructar, pues eructamos y ya está, y a veces no sabemos por qué eructamos. Yo, si volviera a nacer, nacería hombre...

03 Compartir las tareas del hogar
En los debates (sobre los hombres desorientados), nuestras amigas repiten que hay que compartir las tareas del hogar y que los niños deberían aprender a hacer punto de aveja en la escuela. Nosotras preferimos que estudien literatura en el colegio antes que labores del hogar. Si un niño puede aprender él solo a programar el vídeo, también puede aprender él solo a programar la lavadora.

[…] Mis amigas y yo, siempre que vemos a estas políticas, duquesas o esposas de altos cargos que dicen que, por supuesto, comparten las tareas con sus maridos, nos partimos de risa. Compartir las tareas del hogar cuando tienes señora de la limpieza, ahora, llamada asistenta, es lo más bonito del mundo. Sí, casualmente la de la limpieza es también una mujer; pero de ella se hablará en otro debate.
[…]

05 Ultranacionalismo femenino
[…] Desear que respeten lo tuyo es lo más normal del mundo, y a todos nos molesta mucho que no lo hagan; pero creer que lo tuyo es mejor que lo de los demás es aburrido. Voody Allen no parece un nacionalista judío (normalmente los individualistas no son nacionalistas) precisamente porque da por supuesto que hay que respetar sus costumbres, su lengua, su particular manera de ser y su historia. Pues claro.

Sabe que en el mundo hay nazis, pero bromea sobre lo imbéciles que son. Sabe que su pueblo sufrió el peor exterminio de todos los tiempos, pero eso no impide que ahora haga chistes sobre judíos, en tanto que judío. ¿No está bien esa manera de ver la vida? A mí me gustaría que las mujeres actuasen del mismo modo. Nos han oprimido y nos siguen oprimiendo en algunos lugares del mundo, pero nosotras podemos bromear sobre nosotras. Así que ahí va un chiste. ¿ Saben por qué las mujeres vemos las películas pornográficas hasta el final? Para ver si los protagonistas acaban casándose.

06. Adiós a la bofetada de Gilda
Para ser coherente con este mundo light que nos ha tocado podríamos prohibir Gilda. La bofetada que le dan a Rita Hayworth no es políticamente correcta, fomenta los malos tratos. Si se la diese hoy Javier Bardem a Penélope Cruz (es un suponer) en una película española acabada de estrenar saldría en los periódicos . ¿O no?

[…] A algunas nos parecen mucho más libres y feministas las películas norteamericanas de los años treinta y hasta el final de la guerra (sobre todo las de Staneley Donen, Ernst Lubitch, George Kucor, Howard Hawks o Mitchell Leisen) que cualquiera de las de ahora…

07. Epílogo para todas y todos
Por cierto. En este artículo debería haber hablado de todas y todas, porque parece que, si hablas de todos, las mujeres no se hayan representadas. Lo hubiese podido hacer, pero, ¿qué hay que decir primero: todos o todas? Si digo primero todas estoy siendo machista porque pongo a las mujeres primero, como en los naufragios, y resulta que las mujeres no queremos trato de favor. Pero si digo todos primero, en realidad estoy dándole otra vez ventaja al macho, que va siempre delante. Propongo hacer como la gran transformista Divine, que trata en femenino a hombres y a mujeres.
Espero verles de nuevo en otro especial EPS (El País Semanal), esta vez llamado Cien por cien hombres.

miércoles, 18 de marzo de 2009

NO SÉ EN QUÉ CONSISTE SER MUJER

Es el resumen de un artículo de Rosa Montero, periodista que escribe habitualmente en el suplemento dominical de El País. Es de fecha 7 de abril de 2002¿Se repiten algunas ideas? Pues así ireis teniendo más claro que el tema del debate es bastante confuso.Leed, leed.


A decir verdad no sé bien en qué consiste ser una mujer. La imprescindible Simone de Beauvoir… dijo que la mujer no nace sino que se hace… Ahora, en cambio, se ha puesto de moda la interpretación biológica, y los científicos parecen empeñados en decirnos que no somos más que una sopa química. Esto es, que de algún modo nacemos hombres o mujeres; y con esto no me estoy refiriendo, claro está, a las obvias diferencias físicas, a las protuberancias y los repliegues secretos, a los colgajos y las barrigas paridoras, sino a cosas tan intangibles como nuestro carácter, nuestra visión del mundo o nuestra estructura intelectual.

¿Somos de verdad tan distintos, hombres y mujeres? Y, si es cierto que lo somos, ¿esa divergencia es inmutable?

Parece evidente que unos y otras mostramos ciertos rasgos generales de comportamiento que, aunque no se cumplan nunca al 100%, suelen afectar a la mayoría. Ya se sabe que las mujeres tendemos a leer peor los mapas y que los hombres son a menudo incapaces de hablar de sus propios sentimientos. De hecho, y comparado con el varón, el cerebro medio femenino tiene menos desarrollada la zona espacial, pero en cambio la zona verbal es mucho más rica, lo que tal vez podría explicar las anteriores diferencias de carácter. O tal vez no, porque es muy posible que el cerebro, ese engrudo de neuronas tan complejo y tan plástico, no haya hecho más que adaptarse a un uso social. Quiero decir que, si de repente educaran a todas las niñas durante años en conceptos espaciales y geométricos, probablemente se les desarrollaría esa zona cerebral.

Con lo cual regresamos al principio: verdaderamente no tengo ni la más repajolera idea de lo que es ser mujer, si es que es ser algo. ¿Hasta qué punto nuestro comportamiento es un resultado del condicionamiento cultural o de la biología? ¿Y hasta qué punto incluso la biología responde al uso social? Hay tantos enigmas, desde luego, respecto a las diferencias de talante entre nosotras y ellos, desde las cosa más nimias a las más importantes…

… ¿por qué cuando dos críos de dos o tres años están en una terraza de un bar junto a sus padres, la niña se pone a dar de comer a las palomas y el niño intenta atizarlas con un palo? Estoy hablando de una escena que he visto, con ligeras variantes, muchas veces: el instinto protector y nutricio de las nenas, el impulso cazador y más bien borrico de los chicos. ¿Pero son de verdad instintos permanentes y esenciales? Lo cierto es que cada día hay más mujeres abiertamente agresivas y más hombres decididamente delicados. Y bienvenidos sean unas y otros, porque nos liberan del encierro del estereotipo. Porque yo no tengo la menor idea de lo que significa ser hombre o ser mujer, pero no estoy dispuesta a permitir que me apresen en la jaula de un prejuicio.

lunes, 16 de marzo de 2009

PADRES E HIJOS: MANUAL DE USO

Es un resumen de un artículo que se encuentra en el suplemento dominical del periódico ABC(nº 1116, del 15 al 21 de marzo de 2009). Confirma datos que ya hemos visto en otros artículos. Es preocupante, si el estudio de la Fundación Mujer responde a la realidad, que " el 54 % de los chicos entre 16 y 18 años considera a la mujer como débil e inferior".

[…] En el modelo patriarcal, el cabeza de familia tenía la responsabilidad de domar el carácter rebelde de los niños mediante castigos y la gente no veía en su conducta ningún abuso de poder porque era el método socialmente admitido para enseñar la diferencia entre el bien y el mal. En compensación a sus privilegios, era su deber asegurar la supervivencia económica de la familia. De las caricias se ocupaba la madre, pero el hombre no tocaba a los niños pequeños porque estaba mal visto mostrar sentimentalismos o debilidades. Pero la sociedad ha cambiado, los hombres han cambiado y, por lo tanto, lo que se espera de un padre también.

[…] En los últimos 20años, con la integración de la mujer en la universidad y el mundo laboral y la decisión de tener pocos hijos y a edad avanzada, han aumentado considerablemente las familias basadas en una relación simétrica entre la pareja. Este paralelismo ha transformado la organización de la familia y de las relaciones interpersonales y ha ayudado a la aparición de una nueva figura paterna que experimenta lo que hasta ahora parecía una parcela biológica estrictamente femenina: el instinto maternal. El cuidado y la ternura ya no son coto privado de la mujer y este grupo de hombres, aunque todavía minoritario, se ha lanzado a ejercer su nuevo rol con determinación. Según escribe Gracía Maroto en su estudio Implicación del padre en la crianza infantil, “en la actualidad existe un grupo de padres que se implica en buena medida en la crianza de sus hijos: asisten a clases prenatales, están presentes en el parto, asumen su papel a la hora de las cualidades infantiles y juegan con los menores. Sus aportaciones son fruto de una toma de postura cultural que en los próximos años va a ir a más, pero lo cierto es que todavía muchos de ellos se sienten como perros verdes”

[…] Sin embargo, la socióloga señala que “incluso estos padres que están en el techo de la implicación asumen la crianza como algo opcional a lo que podrían renunciar en un momento dado. Ellos desarrollan tareas, pero son las mujeres las que principalmente llevan la iniciativa y siguen asumiendo la gestión”. Al fin y al cabo, y aunque las cosas estén cambiando, no nos engañemos: en España, los hombres sólo dedican 157 horas al año al cuidado de su prole, frente a las 561 horas de las madres.

a pesar de las buenas noticias, la aparición de una nueva paternidad cuyos rasgos distintivos son la afectividad y la ternura no está generando forzosamente niños y adolescentes más igualitarios. Según un estudio de la Fundación Mujeres, el 54 % de los chicos entre 16 y 18 años considera a la mujer como débil e inferior y el 23 % tiene la convicción de que la debilidad de las mujeres legitima al varón para ejercer la autoridad dentro de la pareja. Para Carmen Franco, pedagoga especialista en psicología infantil y adolescente, “lo que les pasa a ellos es un reflejo de lo que nos ocurre a los adultos. En las familias actuales tenemos un padre débil, en crisis, que, como no quiere ser el malo, no sabe quién es y una madre sobrecargada, trabajando dentro y fuera de casa agotada y enfadada. Como estamos perdidos en esta situación de transición y de cambio, generamos un modelo de gran rivalidad entre los hombres y las mujeres, y no somos capaces de encontrar u lugar donde se repartan y compartan, de verdad, las fatigas y las alegrías”.

lunes, 9 de marzo de 2009

Hacia un nuevo humanismo

Éste es el título del último capítulo del libro de Monserrat Roig “Mujeres en busca de un nuevo humanismo” (Salvat, Col. TC, 1981). ¿Muy antiguo? Leed el resumen y después sacad conclusiones.

[…] Sería demasiado fácil decir que la mujer sólo tiene que luchar contra el hombre para llegar a ser libre. También tiene que luchar contra sí misma. Ser mujer, hoy día no es nada fácil. Pero tampoco lo es ser hombre. En realidad, lo que es difícil es poder llegar a comportarse y a ser considerados como seres humanos, tanto las mujeres como los hombres […]

[…] La lucidez y la razón no son atributos específicamente masculinos. Pero tampoco el sentimiento y las emociones lo son femeninos. Son atributos humanos y son las personas , sean mujeres u hombres las que pueden perfeccionarlos[…]

[…] Ser mujer y, al mismo tiempo, ser persona no es tarea fácil. Es un largo y arduo camino: muchas veces se paga con la soledad, la incomprensión y el aislamiento. Las mujeres tienen que luchar contra su propia inseguridad, contra la victimización interiorizada y, muchas veces, contra la resistencia del hombre a perder sus privilegios. Sin embargo, las mujeres, por ser mujeres, no son mejores que los hombres. También ellas son hostigadas por los valores morales de nuestra civilización, también pueden sentirse fascinadas por el poder, por el ansia de dominio y de opresión hacia otros seres más débiles, también pueden competir entre ellas y ser crueles e injustas. La única diferencia es que no han tenido para ello las mismas oportunidades, en la historia, que los hombres.

[…] El día en que hombres y mujeres dejen de ser seres mutilados, el día en que el sexo no condicione el desarrollo total de las personas, el día en que la dominación y supremacía del varón pase a los anales de la Historia y deje de ser presente, el día en que la comunicación entre los dos sexos nazca del respeto entre seres libres, aquel día el feminismo ya no tendrá razón de ser. Ni tampoco que existan libros como éste.

jueves, 5 de marzo de 2009

Contestando a Pepa Acosta

Contestando a Pepa Acosta

Amiga Pepa: Como sabes, no he leído el libro de Nathaniel Hawthorne y no he visto la película, por lo cual se me hace difícil ver todas las implicaciones que puede haber en el texto.

De entre las ideas que hay en el texto comento aquellas que están más directamente relacionadas con el tema del debate .Destaco la que hace referencia a la costumbre definida como “segunda naturaleza”. Precisamente, el tema del debate es polémico porque, como ya he apuntado en otro lugar del blog, el ser humano es fundamentalmente cultural y, por tanto, deslindar qué hay en nosotros (como hombres y como mujeres) de “natural” y de “cultural” es una tarea dificilísima. Más aún, dudo de que sea posible porque, como da a entender el autor, nuestra esencia (aquello en lo que consistimos) es una amalgama de costumbre (cultura) y naturaleza.

A mis alumnos les cuento que a lo largo de la historia distintos filósofos se hicieron la pregunta ¿qué es el hombre por naturaleza? Y las respuestas que dieron fueron no sólo distintas sino opuestas. Cada filósofo se imaginaba a ese hombre como más le convenía para justificar sus intereses (políticos). Y es que la pregunta no tiene sentido: ¿dónde está ese hombre “natural” al margen de la sociedad que le ha educado, que le ha inculcado valores, creencias, mitos; en definitiva, un modelo a imitar? En ningún sitio, ni ahora ni en el pasado.

No comparto la idea del autor (si es que lo he entendido bien) de que cuando cambie el hombre entonces la mujer podrá ser ella misma, con la condición de que en ella también se produzca un cambio total. Y digo que no la comparto porque el gran cambio lo ha dado la mujer, ella es la que está cambiando al hombre.

Por último te expreso mi duda: ¿hay una esencia de mujer? (como el texto sugiere), ¿hay una esencia de hombre? Empleo el término “esencia” en el sentido filosófico; una entidad única, inmutable, idéntica en todos los individuos. ¿O lo que de verdad hay es una inmensa variedad de hombres y de mujeres que no se someten, aunque se pretenda, a un cliché.

Espero que te atrevas a despejar la duda. Saludos.

miércoles, 4 de marzo de 2009

ERROR

El apartado "g" de la entrada anterior debe decir: "Conclusión del equipo A. La puede realizar el alumno A-1, A-2 ( y no B-2) o ambos".

NORMAS DEL DEBATE

Como tengo dudas de que todos los alumnos tengan claras las normas del debate, aquí os las recuerdo.

1. El debate tendrá diversas fases hasta la final en la que competirán dos equipos. En la primera fase quedarán eliminados aquellos que menos puntuación obtengan de entre todos los que participan. En las siguientes fases, en cada debate, quedará eliminado un grupo.

2. Desarrollo del debate y normas que lo rigen:

a) Se desarrollará en tres fases: la exposición (hasta 4 minutos), la
réplica y contrarréplica (hasta 5 minutos) y la conclusión (hasta 3
minutos).

b) Antes de comenzar cada debate se decidirá, mediante sorteo, la
elección "a favor" (en este caso, que hombres y mujeres somos iguales)
o "en contra" (que hombres y mujeres no somos iguales o, si lo preferís,
que somos diferentes).

c) Comienza la exposición el equipo "a favor" (en adelante, el equipo A).
Expone uno de los dos alumnos (A-1)

d) Réplica del equipo contrario (equipo B). La lleva a cabo el alumno B-2.
Y la contrarréplica del alumno A-1.

e) Exposición del equipo B. La realiza el alumno B-1.

f) Réplica del equipo contrario por el alumno A-2. Y cntrarréplica del
alumno B-1.

g) Conclusión del equipo A. La puede realizar el alumno A-1, el alumno B-2
o ambos.

h) Conclusión del equipo B. La puede realizar el alumno B-1, B-2 o ambos.

Se trata, como observaréis, de que los dos alumnos de cada equipo participen; uno, realizando la réplica y el otro la exposición.Queda claro cómo se puede realizar la conclusión.

¿Está claro?

martes, 3 de marzo de 2009

Aclaración

Mi compañera Carmen Hermosín, con la que he tenido una breve conversación esta mañana, me decía que algún alumno no entiende qué se plantea exactamente en el debate. Supongo que este alumno no estuvo en la reunión en la cual lo aclaramos. Pero además, volví a explicarlo en este blog en dos ocasiones: en la primera entrada del blog y en un resumen posterior que lleva el título de “un alto en el camino”. Creo que si este alumno lee lo que acabo de indicar no tendrá ningún problema de comprensión.

También me hizo referencia Carmen a que teníais más dificultades en defender la tesis de que hombres y mujeres somos iguales a la tesis de que somos diferentes.

Creo que la forma de defender la igualdad es haciendo hincapié en que el hombre (y la mujer, claro) es un ser cultural. Que muchas de las cualidades que se le asignaron al hombre y a la mujer, se han venido abajo. Así, se ha venido abajo la idea de la superioridad intelectual del hombre sobre la mujer (Tendréis que buscar información que avale esta afirmación: porcentaje de alumnos/as que terminan selectividad, porcentaje de licenciados/as, profesiones a las que se dedican las mujeres…etc. ) Por otra parte, también se ha venido abajo la idea de que en el hombre escasean los afectos y sentimientos (En este blog se hace referencia a este dato).

Resumiendo: Defendería la tesis de la igualdad resaltando que las diferencias entre hombres y mujeres no son naturales (de nacimiento, genéticas) sino culturales, y, por ello, cambiantes según las épocas y las sociedades. Sería la educación recibida la que explicaría nuestra forma de ser.

Dicho esto, quiero recordaros que el que gana el debate no es el que le toca defender el “sí”o el “no”, sino el que más información y mejores argumentos aporta. Y os aseguro que de tanto lo uno como de lo otro, para las dos tesis, hay muchísimo.

Por último, os reitero mi ofrecimiento para que me consultéis todo tipo de dudas.

Un saludo.

Reunión

ESTIMADOS ALUMNOS:

EL PRÓXIMO VIERNES, DURANTE EL RECREO, TENDREMOS UNA REUNIÓN PARA ULTIMAR LOS

DETALLES DEL DEBATE.

UN SALUDO

lunes, 2 de marzo de 2009

Hombre y mujer 10

Para que este blog no os resulte tan serio, hoy voy a haceros referencia a dos breves artículos aparecidos en “El País” del 13 y 27 de febrero.

Los dos artículos se basan, según se dice en ellos, en una encuesta realizada a más de 14.000 solteros en toda Europa por la empresa Lycos Europe. El tema va del hombre y mujer ideal.

Aviso. Desconozco los resultados de la encuesta. Sólo reflejo los que se aportan en el artículo que son bastante deficientes.

Dejo a un lado qué partes del cuerpo humano les resulta más atractivas a unos y otras. Pero sí queda claro que el cuerpo interesa a hombres y mujeres. También dejo a un lado algunos de los aspectos más frívolos (¿los más interesantes?).

Para ellas, el ideal de belleza masculina lo representa el latin lover ( como Antonio Banderas), mejor que los rubitos, tipo Brad Pitt. Les gusta que vistan con vaqueros, camiseta y americana. El sexo en la primera cita ya no está mal visto. Si nos gusta, ¿para qué esperar?, piensan casi la mitad de las encuestadas.

De todo el breve artículo, lo más interesante para nuestro debate es la pregunta ¿cuál sería la profesión ideal? La respuesta a la pregunta y el comentario de la periodista es la siguiente: Médico, abogado, directivo… Vamos, lo que sea, pero que garantice que ha pasado por la Universidad y que ni en tiempos de crisis su bolsillo se va a resentir. Y será por la citada crisis, pero si en algún momento artistas, poetas o gastrónomos tuvieron algún glamour, ahora lo han perdido: sólo un 10% los ha elegido.

Para ellos, el ideal de belleza femenina lo representa la latina castiza (Penélope Cruz, Salma Hayek); las rubias interesan bastaste menos. (Comentario de la periodista: “Pero la belleza pasa y muchos buscan en su complemento ideal a la cuidadora, madre de sus hijos y organizadora, y los kilitos de más no importan si cumplen con el ideal de pareja que vivieron en su infancia”, apunta Cristina Noëlle, psicóloga y sexóloga). Ellos quieren mujeres femeninas, con vestido o faldas. Los hay que se inclinan por unos vaqueros y una camiseta. Casi un 30% esperaría hasta la tercera cita para tener sexo (comparad con las chicas), aunque casi un 20% no esperaría si hay amor.

Dejo hablar a la periodista: Por mucho Ministerio de la Igualdad que haya, aunque las mujeres con profesiones liberales tienen su aquel, las que más gustan son maestras, trabajadoras sociales, profesoras de guardería… También están de capa caída las cantantes, escritoras… E incluso un inquietante 14% dice que no necesita trabajar… “Como decía antes, el hombre se siente más seguro con la mujer que cumpla con un papel parecido a sus progenitores. Su función de cuidadora es fundamental”, cuenta Noélle.

Hombres y mujeres no pecan igual

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Hombres y mujeres no pecan igual
El mayor 'vicio' de los varones es la lujuria y la soberbia el de las féminas, según un estudio del Vaticano sobre las diferencias entre sexos en el confesionario
ELPAÍS.com - Madrid - 18/02/2009

Una investigación realizada por el Vaticano asegura que tanto los hombres como las mujeres pecan, aunque de distinta forma. La flaqueza más común entre las féminas es la soberbia, mientras que entre los varones es la lujuria, informa la cadena británica BBC. La investigación, que publica el diario de la Santa Sede L'Osservatore Romano, se basa en un estudio del jesuita Roberto Busa, de 95 años, que ha analizado las diferencias entre hombres y mujeres en el confesionario.

El teólogo Wojciech Giertych explica en el periódico vaticano que los mayores vicios de los hombres son, por este orden, la lujuria, la gula, la pereza, la ira, la soberbia, la envidia y la avaricia. En el caso de las mujeres, la soberbia, la envidia, la ira, la lujuria y la pereza.

Según la tradición cristiana católica, los siete grandes pecados capitales son la lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. La Penitenciaria Apostólica de la Santa Sede, que fija los castigos e indulgencias a los pecadores, actualizó el año pasado su lista de pecados para incluir otros más modernos que, según la Iglesia, prevalecerán en la era de la "imparable globalización". Se trata de la modificación genética, los experimentos con personas, la contaminación ambiental, la posesión o venta de drogas consideradas ilegales, la injusticia social, el causar pobreza y la codicia financiera.

La investigación se publica en un momento de preocupación por la disminución del número de confesiones. De acuerdo con la BBC, un estudio reciente del Vaticano señala que cerca de un tercio de los católicos considera que ese sacramento ya no es necesario, mientras que uno de cada diez lo ve como un obstáculo en su diálogo con Dios.


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