lunes, 25 de enero de 2010

HAITÍES

En reiteradas ocasiones os he dicho que una magnífica fuente de información para el debate que nos ocupa es la prensa. Ya sé que la prensa tiene "mala prensa". Los periodistas suelen ser acusados de sectarios, demagogos, gentes sin escrúpulos,sensacionalistas... Aunque hay parte de verdad en lo dicho, sigo pensando que es el menos malo de los medios de comunicación. En la prensa, trátese del diario del que se trate, el lector inteligente encontrará el grano entre la abundante paja.
La entrada de hoy tiene el título de "Haitíes", es un resumen de un artículo publicado en el ABC del día 17 de enero. Lo firma Ignacio Camacho.

"Cuando Haití vuelva, si vuelve, a la normalidad previa al terremoto... cuando la confortable sociedad biempensante relegue la catástrofe porque deje de verla en los telediarios, ese pequeño país antillano tornará en el mejor de los casos a la demoledora realidad social que vivía antes de que la tierra temblase en Puerto Príncipe: un euro de renta per cápita, un sistema político corrompido, un tejido educativo inexistente...Una miseria estructural enquistada en una historia de subdesarrollo extremo y de pobreza sin alivio... Eso es lo que era Haití antes de que Occidente se conmoviese ante la hecatombe sísmica, como tantas otras naciones y territorios que sólo surgen en el mapa de nuestra conciencia moral cuando una calamidad desproporcionada o una guerra particularmente atroz los traen por unos días al primer plano...
Por eso de nada servirá toda esta bienintencionada sacudida solidaria... si no cuaja en un estado de opinión pública estable que empuje a abordar en serio la reconstrucción de un país que apenas si existía como tal antes de que empezase a importarnos. Si todo ese emotivo caudal de ayuda no se canaliza en la planificación de un Estado decente. Si el egoísmo de la alta política se enreda en pulsos de influencias y liderazgo... Si se desvanece tan pronto como de costumbre la volátil preocupación que estas tragedias siembran en nuestra mala conciencia de privilegios en crisis.
Es una bonita, tranquilizadora virtud la de la solidaridad. Y evita preguntas incómodas porque las catástrofes no se comentan: se socorren. Pero estos desheredados que parecen interpelarnos como espectros entre las ruinas y cascotes de sus casas, esos haitianos harapientos a los que anhelamos enviar ayuda sanitaria nos molestan sobremanera cuando buscan vivienda junto a la nuestra o toman turno antes que nosotros en el ambulatorio de zona. Y sin resolver esa severa contradicción no servirá de mucho esta súbita, urgente cosquilla de lejana fraternidad angustiada que nos ayuda a olvidar los haitíes que rodean nuestras propias casas".

jueves, 21 de enero de 2010

ENTREVISTA

En internet me he encontrado con esta entrevista al Dr. Tobeña. No conozco a este "experto en maldad humana". De él se dice que es Catedrático de Piscología en la UAB. Las opiniones del Dr. Tobena están en la misma línea pesimista en la que me he embarcado en las últimas entradas.


Entrevista
Adolf Tobeña, experto en maldad humana

Catedrático de Psicología Médica y Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona, Tobeña conoce para qué sirve la maldad y por qué nos resulta tan atractiva
Adolf Tobena
El profesor Tobeña señala en un cerebro las áreas involucradas en la ira, la hostilidad, el rencor y también las que se activan cuando frenamos nuestros impulsos (en verde).

Nos recibe en su despacho y empezamos la entrevista sin mayores preámbulos. Medita las respuestas, y refuerza sus explicaciones con el movimiento rápido y continuado de las manos. Cuando da un dato revelador, inclina el cuerpo adelante, esperando un gesto de sorpresa o estupefacción en la cara del oyente. “Los genes de la piel determinan nuestro aspecto físico en un 90%. Michael Jackson luchó contra ellos durante toda su vida y así terminó”. Adolf Tobeña ha recibido numerosos premios y ha escrito, entre otros libros, Anatomía de la agresividad humana (2001); Mártires mortíferos: biología del altruismo letal (2004) y Cerebro y poder (2008). En esta obra, explica que la biología nos dicta en buena medida hacer uso de la astucia y la crueldad para alcanzar el poder.

P ¿De verdad todos tenemos buen concepto de nosotros mismos?

R Desde luego. Nos creemos buenos, generosos, honestos y cooperadores. Cuando evaluamos nuestra conducta llegamos, incluso, al notable alto. Esto sucede porque la naturaleza nos ha hecho optimistas, confiados en un futuro mejor. Por ese motivo, crecemos, prevalecemos y, en la medida de lo posible, diseminamos nuestra simiente enfrentándonos a cualquier adversidad. Las personas que piensan mal de sí mismas se convierten en carne de psiquiatra.

P ¿Podemos convertir a un hombre cualquiera en un torturador?

R Sí. El profesor de Yale Stanley Milgram ya lo demostró mediante numerosos experimentos que realizó en 1961. Reclutó a un grupo de hombres de entre 20 y 50 años y les pidió que adoptaran el papel de maestros. Tendrían la responsabilidad de administrar descargas eléctricas a sus alumnos si estos equivocaban las respuestas sobre las palabras que debían haber aprendido. Pues el 65% de los participantes obedeció sin pestañear las instrucciones de los investigadores. Un 15% no llegaba hasta las descargas más peligrosas, y otro 15% se resistía y abandonaba el experimento. Se han realizado ensayos similares en distintas partes del mundo, y la cifra de potenciales torturadores se sigue manteniendo en todos ellos en un 65%.

P Imaginemos que sufro un accidente de tráfico que me provoca lesiones cerebrales. ¿Esta circunstancia me podría transformar en un asesino en serie?

R Sí, existen algunos casos clínicos. Por lo general, un torturador morboso goza de un cerebro en perfectas condiciones, sin lesiones, pero carece de los frenos que controlan sus tentaciones lesivas hacia otras personas, incluso disfruta haciendo daño.

P ¿Nuestra civilización se ha basado en el uso de la maldad?

R Claro. Repasemos los pecados capitales. La ambición, el orgullo, la codicia y la envidia están relacionados con el éxito y el poder. En una escala menor quedarían la lascivia, la gula y la pereza. Nuestras ganas de demostrar que somos competitivos alimenta el progreso, y además, sustenta nuestra cara más oscura.

P ¿La bondad es el auténtico enigma de la naturaleza humana?

R No. Darwin reflexionó mucho sobre este tema a la hora de elaborar su teoría del origen y la evolución de las especies. Los más fuertes y los mejor adaptados al medio consiguen el éxito, pero los animales también cooperan entre sí. Pondré el ejemplo de los macacos, bastante agresivos y crueles. Pues cuando detectan a un miembro de su grupo con síndrome de Down, lo cuidan. Esta actitud de colaboración, de ayuda a los demás, también está presente entre nosotros, y provoca que olvidemos rápidamente los pequeños conflictos que protagonizamos cada día por culpa del espíritu tóxico que llevamos dentro.

P ¿Hay personas predispuestas genéticamente a hacer daño?

R Los genes modulan nuestro comportamiento dañino en un 70%. En consecuencia, el 30% restante se refiere al grado de libertad que tenemos a la hora de tomar decisiones. Este margen de autonomía es el que nos ha permitido desarrollar con éxito fármacos destinados a contener los impulsos de agresividad que padecen algunas personas.

P ¿Fabricaremos pastillas que nos hagan bondadosos?

R No exactamente. Estamos experimentando con moléculas que borran recuerdos traumáticos o bien potencian el sentimiento de dolor frente al sufrimiento ajeno. Gracias a esta fórmula, podríamos despertarle al psicópata el sentimiento de pena, y él lograría así participar afectivamente en la realidad de su víctima.

P ¿Existen niños psicópatas?

R Sí. Los profesores lo detectan en el patio del colegio. De pronto, un niño escoge a una víctima y la tortura hasta conducirla al suicidio. Un caso famosísimo fue el de Robert Thompson y Jon Venables, autores del asesinato en 1993 del pequeño James Bulger, de dos años. Ambos alegaron ante el juez que se ensañaron con la criatura porque estaban aburridos.

P ¿Por qué los malos resultan más atractivos para las mujeres?

R Numerosos estudios demuestran que son capaces de proporcionar mejores orgasmos. Como también se trata de un perfil de hombre que busca tener muchas parejas sexuales, mediante el uso de la seducción y el engaño aumentan las probabilidades de dejar embarazadas a un mayor número de chicas. De ese modo, el éxito biológico está asegurado.

P ¿Qué pasos hay del amor al odio y al asesinato “porque era mía”?

R El despecho vengativo se dispara en el hombre cuando descubre que su novia o esposa ha mantenido relaciones sexuales con otro tipo; en cambio, una mujer responde peor ante el engaño afectivo. Por ejemplo, si escucha confesar a su pareja que está viviendo una historia de amor intensa con una tercera persona. Para la mujer, el sentimiento de abandono provoca un dolor profundo. Y la traición entre la pareja acaba provocando la tragedia.

P ¿Para alcanzar el poder de una organización debo necesariamente mentir, persuadir y manipular a todos los que me rodean?

R Sí. Salvo que contaras con el apoyo de confidentes tan leales, sumisos y limitados que jamás se atrevieran a traicionarte.

P Tal como señalas en tu libro Cerebro y poder, un exceso de testosterona alimenta el deseo de poder. ¿Esto mismo provoca que los políticos más manipuladores necesiten mayor actividad sexual?

R Correcto, pero convendría matizarlo. La testosterona es uno de los múltiples factores. Además, existen otras estrategias de seducción menos agresivas. Los tipos divertidos y poco competitivos triunfan gracias al uso cautivador del lenguaje.

P Para terminar, ¿usted se definiría como una buena persona?

R Mis colaboradores tienden a considerarme frío, cerebral, antipático y, a veces, un poquitín traicionero. Eso sí, tampoco soy un canalla. Cuando acepto un compromiso, lo cumplo.

QUE ES LA MALDAD

El especialista define este concepto (aplicado a las personas) como: “El goce reiterado y cruel con la desgracia ajena. Hay niños que disfrutan torturando a sus compañeros de clase y, una vez convertidos en adultos, medran lastimando a aquellos que perjudican sus intereses”.

¿POR QUÉ SOMOS MALOS?

Nos enfrentamos cotidianamente a situaciones que exigen de nosotros codazos, empujones y trampas para defendernos”, explica Tobeña. “La competición social, ineludible en nuestras vidas, conduce a ello incluso entre las personas más cabales. Además, existen otros mecanismos que mantienen viva la maldad en nuestro interior. Un ejemplo es que buena parte del sentido del humor consiste en ridiculizar al contrario.”

¿LAS MUJERES PERVERSAS RESULTAN MÁS ATRACTIVAS?

Aunque no existen muchos estudios sobre la cuestión, el especialista cree que sí. “Hemos de tener presente que la vileza incita al desafío. Hay mujeres con un talante psicopático capaces de embaucar a cualquiera. Puro peligro combinado
con un perfil hormonal guerrero. De ahí el arrastre irresistible y fatal.”

lunes, 18 de enero de 2010

LA REBELIÓN DE LAS MASAS

Es uno de los libros más famosos de Ortega y Gasset. Creo que es de lectura obligatoria si queremos saber en qué mundo vivimos. O, para ser más amables y menos categóricos, en qué mundo podríamos estar viviendo. En el libro, sostiene Ortega que la característica de este tiempo (el libro fue escrito en 1927) es el triunfo de la masa sobre la élite. No, no saquéis conclusiones precipitadas. La élite no es la aristocracia de sangre, los aristócratas que viven de las rentas que le proporciona el pueblo trabajador y oprimido. Se refiere a algo distinto como podréis leer más adelante.
¿Por qué introduzco este tema en relación con un debate cuyo título es si hemos progresado o no.? Pues porque entiendo que un verdadero progreso empieza por la afirmación de un sujeto, de un ser humano pleno, maduro, potente, responsable y que, por ello, se hace cargo del mundo que le ha tocado vivir.
El progreso moral no consiste sólo en el avance de los derechos humanos. La concesión de derechos puede ser resultado de la dejación de unos gobernantes que quieren halagar a una masa insaciable de deseos caprichosos y de la que, al fin y al cabo, depende en su reelección.
¿No es un ejemplo de retroceso moral la impotencia del ser humano actual? ¿Quién se cree hoy con fuerza para cambiar o, al menos, influir en este mundo? Y previamente: ¿quién, de verdad, lo quiere cambiar?. El hombre actual está lleno de miedos, y el miedo, ya se sabe, paraliza. Si no, ¿cómo se explican los contratos-basura o el enorme índice de paro que los trabajadores padecen sin rechistar? Y sin embargo, cuando surge una persona, un solo individuo, con fuertes convicciones y energía para defenderlas, hace temblar al poder. Ahí tenéis a Haidar, la saharahui que con su actitud puso en jaque al reino de Marruecos y al reino de España.
¿Cuál es el problema? ¿El relativismo, resultado del fracaso de la inteligencia que nos conduce a afirmar “todo vale lo mismo”, o la comodidad que ese mismo relativismo nos procura puesto que “todo da igual”? El colmo es que a esta actitud se le dé el nombre de tolerancia cuando, en realidad, en el fondo, no es más que indiferencia ante las múltiples injusticias existentes.
!Qué momento más peligroso estamos viviendo! Nunca, como ahora, el hombre se ha sentido tan impotente. !Qué dóciles!. !Qué bien instalados estamos en un mundo que permite casi todo!. Los que se benefician del sistema se sienten más seguros que nunca, saben que la masa pide no derechos si no la satisfacción de deseos, sobre todo a divertirse, “pan y circo” que decían los romanos. Y cuando aquéllos quedan satisfechos cesan las quejas.

Como os decía al comienzo de esta entrada Ortega y Gasset escribió La rebelión de las masas en 1927, sin embargo, me temo que la descripción que hace del hombre-masa sigue siendo hoy tan certera como entonces. Y si me apuráis, aún más. Leamos.

“La muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, si existía, pasaba inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social; ahora se ha adelantado a las baterías, es ella el personaje principal. Ya no hay protagonistas: sólo hay coro.
… La sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas... Masa es el hombre medio... es el hombre en cuanto no se diferencia de otros hombres, sino que repite en sí un tipo genérico.
… La división de la sociedad en masas y minorías excelentes no es, por tanto, una división en clases sociales... dentro de cada clase social hay masa y minoría auténtica.
… Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de vulgaridad y lo impone dondequiera. Como se dice en Norteamérica: ser diferente es indecente. La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien no sea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado...
… El hombre- masa es el hombre cuya vida carece de proyecto y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes sean enormes.
… Esto nos lleva a apuntar en el diagrama psicológico del hombre-masa actual dos primeros rasgos: la libre expansión de sus deseos vitales, por lo tanto, de su persona, y la radical ingratitud hacia cuanto ha hecho posible la facilidad de su existencia. Uno y otro rasgo componen la conocida psicología del niño mimado... Mimar es no limitar los deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está obligado... A fuerza de evitarle toda presión en derredor, todo choque, con otros seres, llega a creer efectivamente que sólo él existe, y se acostumbrará a no contar con nadie como superior a él.
… Así se explica y define el absurdo estado de ánimo que esas masas revelan: no les preocupa más que su bienestar. Como no ven en las ventajas de la civilización un invento y construcción prodigiosos, que sólo con grandes esfuerzos y cautelas se puede sostener creen que su papel se reduce a exigirlas perentoriamente, cual si fuesen derechos nativos.
... El hombre excelente es el que se exige mucho a sí mismo, y el vulgar es el que no se exige nada, sino que se contenta con lo que es y está encantado consigo* (*Es intelectualmente masa el que ante un problema cualquiera se contenta con pensar lo que buenamente encuentra en su cabeza. Es, en cambio, egregio el que desestima lo que halla sin previo esfuerzo en su mente, y sólo acepta como digno de él lo que aún está por encima de él y exige un nuevo estirón para alcanzarlo)... Vivir a gusto es de plebeyo; el noble aspira a ordenación y a ley.
… La nobleza se define por la exigencia, por las obligaciones no por los derechos...está satisfecho (el hombre-masa) tal y como es... tenderá a afirmar y dar por bueno cuanto en sí halla: opiniones, apetitos, preferencias o gustos.
...son los hombres selectos, los nobles, los únicos activos y no sólo reactivos, para quienes vivir es una perpetua tensión, un incesante entrenamiento.
… cada día se notará más en toda Europa -y por reflejo en todo el mundo- que las masas son incapaces de dejarse dirigir en ningún orden... querrán seguir a alguien y no podrán. Querrán oir, y descubrirán que son sordos.
...Por otra parte, es ilusorio pensar que el hombre medio vigente, por mucho que haya ascendido su nivel vital en comparación con otros tiempos, va a poder regir, por sí mismo, el proceso de la civilización. Digo proceso no ya progreso. El simple proceso de mantener la civilización actual es superlativamente complejo y requiere sutilezas incalculables. Mal puede gobernarlo este hombre- medio que ha aprendido a usar muchos aparatos de la civilización, pero que se caracteriza por ignorar de raíz los principios mismos de la civilización.
… al hombre mediocre de nuestros días, el nuevo Adán, no se le ocurre dudar de su propia plenitud. Su confianza en sí es, como de Adán, paradisíaca. El hermetismo nato de su alma le impide lo que sería condición previa para descubrir su insuficiencia: compararse con otros seres.
… Como esos insectos que no hay manera de extraer fuera del orificio en que habitan, no hay modo de desalojar al tonto de su tontería, llevarle de paseo un rato más allá de su ceguera y obligarle a que contraste su torpe visión habitual con otros modos de ver más sutiles. El tonto es vitalicio y sin poros. Por eso decía Anatole France que un necio es mucho más funesto que un malvado. Porque el malvado descansa algunas veces; el necio, jamás.
… como característica de nuestra época: no que el vulgar crea que es sobresaliente y no vulgar, sino que el vulgar proclama e impone el derecho de la vulgaridad, o la vulgaridad como derecho.

jueves, 14 de enero de 2010

CLIENTES PASIVOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR

El término “ética” procede del griego “êthos” que significa “carácter”, pero no en el sentido picológico, sino en cuanto modo de ser o modo de vida que se va adquiriendo a lo largo de la existencia y del que, por tanto, uno es responsable. Por consiguiente, la cuestión de si ha habido o no progreso moral equivaldría a esta otra: ¿ha mejorado, en general, el carácter de los seres humanos?. Conviene no olvidar este significado etimológico porque sería absurdo hablar de progreso, retroceso o estancamiento moral sin partir del sujeto moral,del hombre.
He comenzado con esta reflexión porque tengo la impresión de que la opinión que hoy se tiene del ser humano es bastante pesimista. Son muy variadas las descalificaciones de las que es objeto: agresivo, egocéntrico, individualista, consumista, hedonista...
Aunque Adela Cortina no tenga esta visión pesimista sí nos pone en guardia con respecto a alguno de los males que se derivan del llamado “estado del bienestar” en el que nos encontramos si la crisis no se lo lleva. Sin más preámbulos paso a reproducir sus palabras.
“Como es bien sabido, el estado del bienestar nació con el empeño decidido, entre otros propósitos, de proteger los derechos humanos de la llamada “segunda generación”, a los que también se ha dado el nombre de derechos económicos, sociales y culturales. El respeto y protección de estos derechos era necesario para que los seres humanos pudieran desarrollar una vida digna, porque mal puede vivirse dignamente desde la miseria económica... Y precisamente el estado del bienestar tenía como raíz ética el deseo de satisfacer estos mínimos de justicia.
… Una de las críticas que con mayor frecuencia se hacen al estado benefactor está profundamente relacionada con el hecho de que los ciudadanos de las sociedades democráticas, a pesar de serlo, difícilmente nos percatemos de que somos nosotros los protagonistas de la vida política y de la vida moral.
En efecto, el estado benefactor se ve obligado a intervenir en las cuestiones económicas, incluida la propiedad, y se convierte, por lo tanto, en “estado interventor”. Sin embargo, una vez asumido este papel interviene en muchos otros aspectos de la vida social, de modo que acaba recibiendo el nombre de “estado-providencia”, porque los ciudadanos se acostumbran a que es el estado quien, ya que recauda los impuestos, tiene que velar por ellos y resolver todos sus problemas.
Se genera así una actitud por parte del estado y otra por parte de los ciudadanos que es igualmente nociva. El estado asume una posición paternalista y los ciudadanos por su parte, una actitud de dependencia pasiva.
… en lo que hace al terreno político, el paternalismo es típico del despotismo ilustrado, que se justifica precisamente por afirmar que es el gobernante quien conoce sobradamente en qué consiste el bien del pueblo, mientras que éste, a los ojos del gobernante, es un incompetente básico en la materia...
Puede decirse, pues, que el estado paternalista ha generado un ciudadano dependiente, “criticón” -que no crítico- , pasivo, apático y mediocre; alejado de todo pensamiento de libre iniciativa, responsabilidad o empresa creadora. Un ciudadano que no se siente protagonista de su vida política, ni tampoco de su vida moral, cuando lo que exige un verdadero estado de justicia es que los ciudadanos se sepan artífices de su propia vida personal y social”
Adela Cortina, La ética de la sociedad civil

domingo, 10 de enero de 2010

OBJETIVOS DEL DESARROLLO DEL MILENIO

En el año 2000, casi todos los países del planeta decidieron enfrentarse a los principales problemas del mundo, y se fijaron unos objetivos que se debieran alcanzar en el 2015, y que nos permiten detectar algunos de los problemas más graves con los que se enfrenta la humanidad.
Reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre. 1200 millones de personas siguen viviendo por menos de 1 dólar al día.
Reducir en tres cuartas partes la mortalidad materna. En el mundo en desarrollo, el riesgo de que la madre muera en el parto es 1 por cada 48 partos.
Lograr la enseñanza primaria universal. Más de 115 millones de niños no van a la escuela.
Reducir la propagación de enfermedades, especialmente el sida y el paludismo.
Potenciar el papel de la mujer y promover la igualdad del hombre y la mujer. Dos tercios de los analfabetos del mundo son mujeres y el 80% de los refugiados son mujeres y niños.
Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Más de mil millones de personas no tienen agua potable.
Reducir en dos terceras partes la mortalidad de los niños menores de cinco años. Cada año mueren 11 millones de niños menores de esa edad.
Crear una asociación mundial para ayudar al desarrollo de los países más pobres.
Los objetivos no se están cumpliendo porque las soluciones entran en conflicto con interese sociales, políticos y económicos. Por ejemplo, el nivel de consumo de los países desarrollados, entre los cuales estamos, no es compatible con la conservación y la distribución de los recursos del planeta.
Muchos de los países pobres no tienen instituciones democráticas, lo que hace más difícil la solución de sus problemas. La corrupción de los gobiernos hace que muchas veces las ayudas internacionales no lleguen a los ciudadanos.

J.A. Marina. Educación para la ciudadanía. Edit. SM.

sábado, 9 de enero de 2010

...UN EJEMPLO DE PROGRESO. (II)

En la penúltima entrada afirmábamos que la Constitución Española era expresión de progreso moral. En la primera parte no quedó explicada tal cosa. Voy a ello. Pero antes es preciso aclarar algunas afirmaciones. La primera de ellas el título de esta entrada. No quiero decir, ni mucho menos , que nos encontremos ante una Constitución ideal, perfecta, porque, como dice Karl Lovestein en su obra Teoría de la Constitución: “Una constitución “ideal” no ha existido jamás, y jamás existirá”.
Por otra parte, quiero indicar que aquellos que afirman que ha habido progreso moral, en este caso aplicado a la Constitución, no están diciendo que estemos en el mejor de los mundos posibles, que se hayan acabado las injusticias o que hayamos alcanzado la libertad total. Sería una ingenuidad decir tal cosa. O peor aún, sólo podría decirlo una persona a quien le fuera muy bien la vida y que careciese de sensibilidad para el sufrimiento ajeno.
Entre los que afirman que ha habido progreso moral se encuentran aquellos que, aún siendo conscientes de los avances y conquistas de derechos, sienten y les duele la enorme distancia existente entre lo que hay (menos mortalidad infantil, más igualdad hombre-mujer, mayor acceso a la educación...)y lo que aún no hay y debería haber.
Hechas estas aclaraciones, vamos al tema. Una democracia lo es no sólo porque exista participación política, división de poderes, diversidad de partidos... sino porque en ella se han incorporado los derechos humanos contenidos en la Declaración Universal de las Derechos Humanos. En esto consiste la dimensión ética de una constitución; de manera que, la medida para juzgar el nivel moral de un sistema político, reside en el grado del cumplimiento de los derechos humanos. De todos ellos, no sólo de los políticos, sino de los económicos, sociales y culturales..
En la Constitución Española los derechos (y deberes) vienen recogidos en el Título I de la misma. No es necesario repetirlos aquí. No obstante, creo preciso detenernos en dos artículos fundamentales que paso a reproducir.

“La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de
la personalidad... son fundamento del orden político y de la paz social” (art. 10).

“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” (art. 14).

La dignidad del hombre es la base de sus derechos (humanos). Aclaremos, en primer lugar, en qué consiste la dignidad. Un concepto bastante difícil de definir. Se ha puesto en relación con la racionalidad y la voluntad humana. El hombre, se ha dicho, a diferencia de los demás animales, tiene que hacer su vida, tiene que hacer-se, pues carece de un programa prefijado que le determine en una dirección. Cada vida es única, irrepetible, resultado de las múltiples elecciones llevadas a cabo a lo largo de su existencia. Es en esta capacidad de elegir en la que reside la dignidad, la que hace del hombre, de todo hombre, un ser merecedor de respeto.
La dignidad intrínseca a todos los hombres engendra el hecho de que existan una serie de derechos que son propios de cada persona, de manera que no podrían ser ignorados sin que al mismo tiempo su naturaleza fuese alterada y, por tanto, el ser humano degradado en su calidad de hombre.
La dignidad y la igualdad están indisolublemente unidas. Pérez Royo en su manual sobre Derecho Constitucional lo explica muy bien, por ello todo lo que sigue está literalmente extraído de dicho manual.
“La igualdad constitucional no afirma que los individuos son iguales... al contrario. Lo que la igualdad constitucional afirma es que los individuos son diferentes y lo que se persigue es posibilitar primero que las diferencias personales se expresen como diferencias jurídicas y garantizar después el ejercicio del derecho a sus diferencias.
...Por el hecho de tener voluntad propia todos somos diferentes. Cada uno determina su conducta de la manera que le parece apropiado, diferenciándose de los demás. En cuanto todos somos portadores de voluntad propia todos somos iguales...
La dignidad es definida, por tanto, inicialmente como la proscripción de lo que tradicionalmente había sido entendido por desigualdad. Es un concepto básicamente negativo... Nadie puede ser privado de su voluntad propia, nadie puede ser reducido a la condición de mero instrumento de una voluntad ajena...
Ahora bien, … la voluntad a la que la dignidad humana remite no existe nada más que como voluntad individual, como voluntad particular. Justamente por eso la dignidad en cuanto elemento constitutivo de la igualdad es el fundamento de la sociedad individualista...
En este carácter particular de la dignidad del ser humano radica su insuficiencia para explicar … y justificar la existencia de una sociedad igualitaria. Es condición necesaria pero no suficiente para explicar la sociedad igualitaria...
...La sociedad individualista solamente puede existir si hay un momento en el que se produce la cancelación de la individualidad de quienes la integran. En algún momento tiene que quebrar la individualidad radical de nuestra condición para que la democracia sea posible.
Esto, justamente, es lo que ocurre en el acto de la votación en el ejercicio del derecho de sufragio. En el momento de la votación y únicamente en el momento de la votación cada individuo deja de ser individuo para ser exclusivamente ciudadano. El momento de la votación es el único en la vida de un ser humano en el que un individuo es exactamente igual que otro, en el que se suprime la diferencia y en el que se impone de forma absoluta el principio de igualdad. El voto es lo único que no se puede personalizar. La personalización del voto lo convierte en nulo.”