lunes, 4 de abril de 2011

PUNTO Y FINAL

Este blog, ya lo sabéis, fue pensado –como vengo haciendo en los últimos años- con la única finalidad de ayudaros a preparar el debate. Si os ha sido útil o no, lo ignoro. El tiempo que le he dedicado ha sido considerable, pero ha valido la pena porque hoy sé algo más sobre las dificultades en la convivencia entre personas de distintas culturas que al principio de curso. Esto mismo es lo que me he propuesto con vosotros: que sepáis, como mínimo, lo que yo sé. El tema ¿es posible el interculturalismo?, es muy complejo. Tomar conciencia de su complejidad es la primera fase por la que todos deberíamos pasar. Desconfiad de los que dicen tener la solución del problema – de cualquier problema de envergadura- , pues son los más alejados de la verdad, como diría Sócrates. Sería una tontería, a estas alturas del curso, ocultar que mis preferencias se inclinan por el interculturalismo. Pero, inmediatamente, he de hacer dos aclaraciones. En primer lugar, no hemos de confundir nuestros deseos con la realidad, con ello quiero decir que, pudiera ser cierto, como señala algún autor y he reproducido en este blog , que la cultura nos marcara de tal manera, desde los primeros años de nuestra existencia, que fuera imposible una auténtica comprensión y práctica de los valores que rigen en culturas distintas a la nuestra. En segundo lugar, el interculturalismo, pienso, ha de fundamentarse en los derechos humanos. Esto significa, entre otras cosas, que no es negociable el principio de igualdad (por tanto, no es aceptable la discriminación de la mujer o cualquier otra discriminación), no es negociable la separación del poder religioso del poder civil o político (el Estado debe ser neutral en materia religiosa), no son negociables, en fin, los derechos individuales. ¿Estoy, al fin y al cabo, expresando que mis valores, los valores de mi propia cultura, sean los valores del mundo entero? ¿Podría ser de otra forma? ¡Qué lío!. Espero que nos hagáis disfrutar en los debates. Hasta siempre.