lunes, 14 de febrero de 2011

LA LIBERTAD Y LOS ÁRABES

Es el título de un artículo de Mario Vargas Llosa que leí en “El País” del pasado domingo. El autor critica a los estados europeos por “cobardía” ante los sucesos recientemente ocurridos en los países árabes. También se muestra convencido de la universalidad del valor “libertad”.
Por mi parte, he de confesaros mi enorme decepción al enterarme por este artículo que los dictadores Mubarak y Ben Ali eran miembros de la Internacional Socialista.
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La lentitud (para no decir la cobardía) con que los países occidentales –sobre todo los de Europa- han reaccionado, vacilando primero ante lo que ocurría y luego con vacuas declaraciones de buenas intenciones a favor de una solución negociada del conflicto, en vez de apoyar a los rebeldes, tiene que haber causado terrible decepción a los millones de manifestantes que se lanzaron a las calles en los países árabes pidiendo “libertad” y “democracia” y descubrieron que los países libres los miraban con recelo y a veces pánico. Y comprobar, entre otras cosas, que los partidos políticos de Mubarak y Ben Ali ¡eran miembros activos de la Internacional Socialista! Vaya manera de promocionar la socialdemocracia y los derechos humanos en Oriente Próximo.
(…)
Desde luego que no sabemos aún la deriva que tomará esta rebelión y, por supuesto, no se puede descartar que, en la confusión que todavía prevalece, el integrismo o el Ejército traten de sacar partido. Pero, lo que sí sabemos es que, en su origen y primer desarrollo, este movimiento ha sido civil, no religioso, y claramente inspirado en ideales democráticos de libertad política, libertad de prensa, elecciones libres, lucha contra la corrupción, justicia social, oportunidades para trabajar y mejorar. El Occidente liberal y democrático debería celebrar este hecho como una extraordinaria confirmación de la vigencia universal de los valores que representa la cultura de la libertad y volcar todo su apoyo hacia los pueblos árabes en este momento en su lucha contra los tiranos…
… La libertad no es un valor que sólo los países cultos y evolucionados aprecian en todo lo que significa. Masas desinformadas, discriminadas y explotadas pueden también, por caminos tortuosos a menudo, descubrir que la libertad no es un ente retórico desprovisto de sustancia, sino una llave maestra muy concreta para salir del horror, un instrumento para construir una sociedad donde hombres y mujeres puedan vivir sin miedo, dentro de la legalidad y con oportunidades de progreso. Ha ocurrido en Asia, en América Latina, en los países que vivieron sometidos a la férula de la Unión Soviética. Y ahora –por fin- está empezando a ocurrir también en los países árabes con una fuerza y heroísmo extraordinarios…

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