domingo, 30 de enero de 2011

EUROPA Y LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA ÁRABE

¡Que decepción me produce Europa (sus gobiernos)! Hemos estado alimentando –y seguimos haciéndolo- a los dictadores del mundo cuando de defender nuestros intereses económicos se trata. El apoyo de Europa a los gobiernos corruptos de los países del norte de África (Túnez, Egipto, Argelia, Marruecos…) se ha llevado a cabo con la excusa del temor al fanatismo islámico, en tanto en cuanto estos dictadorzuelos frenaban ese movimiento religioso.
Me pregunto qué pensarían los tunecinos al enterarse de que el gobierno francés ofrecía su ayuda al dictador Ben Ali para adiestrar a su policía. No puedo olvidar las palabras de Orhan Pamuk -reproducidas en una entrada anterior- , palabras que expresaban la misma decepción que yo siento: “… Europa era una tierra de promesa y de leyenda”
Javier Valenzuela firma este artículo en el diario “El País”, con fecha de 29 de enero de 2011.
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… no pocos ciudadanos de París, Londres, Berlín, Barcelona, Madrid, Lisboa o Roma compartimos incluso esa sensación que tienen tantos norteafricanos de que Europa ha terminado por convertirse en un obstáculo a la llegada de las libertades al Magreb y al valle del Nilo.
(Europa)… ha hecho la vista gorda ante las violaciones de los derechos humanos y las corrupciones de los regímenes con tal de que garantizaran el suministro de gas y petró, leo, los que lo tienen como Libia y Argelia y, en todos los casos, controlarán los flujos migratorios y machacarán a los islamistas.
… Por obvias, no vale la pena hablar de las contradicciones de semejante realpolitik con los principios y valores de la Europa contemporánea, la que se dice heredera de la Ilustración…
Pero hay más: la visión oficial europea ignora los profundos cambios registrados en el norte de África en los últimos tiempos. Para empezar, la emergencia de juventudes urbanas con estudios primarios, secundarios y hasta universitarios…Y así vemos estos días cómo en Túnez y Egipto decenas de millares de chavales reclaman que se les trate con dignidad y se les permitan las libertades básicas existentes en Europa y América….
Para sorpresa de muchos, los manifestantes de Túnez y Egipto no piden gobiernos teocráticos; los temidos islamistas están inicialmente ausentes de sus protestas.
(…)
La revolución del jazmín y de la sangre ha proseguido y ha conseguido ir arrancando la amnistía, el regreso de los exiliados, la legalidad de todos los partidos y la deslegitimación del régimen de Ben Ali y sus principales cabecillas. Con una actitud europea comprometida a fondo, ésa que aún no hemos visto, los tunecinos bien podrían terminar convirtiendo a su pequeño país en la primera democracia norteafricana.
Sumado al ya existente ejemplo de Turquía, Túnez desmontaría así el estereotipo que proclama la incompatibilidad entre lo árabe y/o el Islam y la democracia, tan estúpido como el que afirmaba lo mismo a propósito de países latinos como España y Portugal. Resulta asombroso, dicho sea de paso, que algunos europeos que se dicen ilustrados compartan hoy con el mismísimo Bin Laden el dogma de esa incompatibilidad.
(…)
La afirmación crucial en la Declaración de Independencia de Estados Unidos es aquella que proclama la igualdad sustancial de todos los seres humanos y su condición de titulares de “derechos inalienables”, entre ellos “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”. A comienzos de los ochenta, desde Polonia se alzó un grito que reclamaba estos derechos y que, una década después, ya había conseguido derribar el muro de Berlín y el imperio soviético. ¿Representarán lo mismo para el norte de África estas revueltas democráticas. Mucho podría contribuir Europa a que así fuera, pero para ello tendría que operarse de cataratas.

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