miércoles, 12 de enero de 2011

EL VENENO DEL TEA PARTY

La crisis económica no está favoreciendo la convivencia entre personas pertenecientes a culturas distintas. Conforme se ha ido agudizando la crisis, mayor es el rechazo hacia los inmigrantes tanto en Europa como en EEUU. A Europa llegan personas procedentes – principalmente- del África negra y de los países árabes. A EEUU de muy diversos lugares, pero principalmente hispanos.
Según la autora del artículo que hoy os reproduzco, el individuo que pretendió asesinar
a la estadounidense G. Giffords, congresista por el partido demócrata en Arizona, lo habría hecho motivado por la oposición de la congresista a la ley “antiinmigración” aprobada en ese Estado. En última instancia, dice la articulista, el Tea Party no está libre de culpa “porque es quien ha sembrado en los últimos tiempos un discurso lleno de odio e intolerancia frente a los que piensan de forma distinta”.
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El pasado sábado tirotearon en Arizona a la congresista demócrata por ese estado, Gabrielle Giffords, y a 19 personas más. No ha sido un hecho casual ni mucho menos.
Giffords se había destacado por su oposición a la Ley contra la inmigración ilegal aprobada el 2 de enero en Arizona. Una ley que en su opinión criminaliza a los inmigrantes…
El posicionamiento de Giffords respecto a esta Ley la convirtió en blanco de las críticas del ultraconservador Tea Party, que si bien, ha condenado el atentado, no puede decirse que esté libre de culpa porque es quien ha sembrado en los últimos tiempos un discurso lleno de odio e intolerancia frente a los que piensan de forma distinta a los extremistas de derecha a quienes representa.
… Me pregunto a quién culparán ahora de los atentados del sábado de Arizona. Los que están detrás de estos crímenes no son ni islamistas ni latinos sino terroristas blancos y cristianos. La extrema derecha es la que se ha empeñado durante estos últimos años en mostrarnos el mundo como una federación de religiones y culturas en oposición violenta que solo llevan el camino de enfrentarse y donde las personas son clasificadas por su religión, cultura y etnia y no por otros atributos y comportamientos que posiblemente nos definan mejor a cada uno de nosotros. Como muy bien explica Amartya Sen en su libro Identidad y Violencia, el conflicto y la violencia actuales son sostenidos, igual que en el pasado, por la ilusión de una identidad única. Estos movimientos ultraconservadores envenenan la conciencia y el espíritu de muchos frente a los que, en su opinión, no están legitimados para gobernar; que además, cometen el “delito” más odiado por la extrema derecha: ser diferentes o no suscribir sus ideas fundamentalistas…

Lina Gálvez, Profesora Titular de Historia e Instituciones
Económicas de la Universidad Pablo de Olavide.“El Correo de
Andalucía”, martes 11 de enero de 2011.

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