miércoles, 16 de marzo de 2011

DE INMIGRACIÓN, MULTICULTURALISMO Y VELO ISLÁMICO

Quien escribe este artículo es Augusto Klappenbach, catedrático de Filosofía en un instituto. Se encuentra en la revista "Claves" de diciembre de 2007.
Una observación, quizás innecesaria, los "comunitaristas" de los que en el artículo se habla son los relativistas que hemos estudiado en clase.
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Las discusiones acerca del multiculturalismo deberían partir de un hecho que me parece indiscutible y que no por sabido resulta superfluo recordar: nos guste o no, nuestras sociedades occidentales serán cada vez más multiculturales. Es imposible construir un modelo de civilización organizado sobre la base de la prosperidad relativa de una tercera parte del planeta rodeada por dos terceras partes que carecen en diferentes grados de todo lo que necesitan para satisfacer sus necesidades más elementales sin que se produzca un flujo continuo del segundo grupo hacia el primero. Como también es imposible pretender que ese flujo se disuelva adoptando sin fricciones las pautas del grupo de acogida…
Si esto es así, pocas cosas parecen más urgentes que prepararnos para los innumerables problemas que este hecho plantea en Occidente y los que va a plantear en el futuro. El rechazo de la xenofobia no debería consistir en un romanticismo acrítico … la inmigración masiva constituye un problema para las sociedades desarrolladas, lo cual no implica, por supuesto, ninguna connotación negativa….
Una de las preguntas que la inmigración plantea podría formularse así: ¿con qué derecho –si es que existe alguno- se exige la aceptación de nuestra cultura a ciudadanos provenientes de culturas distintas, en particular en lo que se refiere a los derechos humanos?
… el hecho de que la Declaración (se refiere a la Declaración de las Naciones Unidas de 1948) haya sido aprobada por muchas naciones no occidentales no puede olvidarse el hecho de que tanto su forma como su contenido –no tanto su observancia- responden a la tradición ilustrada de la Europa moderna.¿No resulta entonces la calificación de “universales” un tanto presuntuosa por no decir imperialista? De hecho, millones de personas cuestionan hoy explícitamente no pocos de estos derechos, como el de la libertad religiosa y la igualdad de derechos de los sexos.

COMUNITARISMO
El cuestionamiento a esta universalidad no surge solo de culturas diferentes a la nuestra. Hacia la década de los 80 aparecen en la escena intelectual de occidente los llamados comunitaristas, cuyas tesis, inevitablemente simplificadas, vienen a decir lo siguiente: las instituciones y normas de una cultura solo pueden ser juzgadas desde el punto de vista de esa misma cultura… Hay que renunciar, por lo tanto, a cualquier criterio universal que pretenda juzgar la superioridad o inferioridad de comunidades heterogéneas entre sí.
Hay que reconocer que este discurso es atractivo… ¿en qué puede fundamentarse un criterio que pretenda gozar de validez universal y que por lo tanto se arrogue el derecho de juzgar éticamente normas morales nacidas de tradiciones distintas? Seguramente, dicen los comunitaristas, en la tradicional prepotencia de Occidente, que pretende convertirse en paradigma universal…
El comunitarismo tiene, sin embargo, un punto débil que consiste en su discrepacia con el sentido común… Si llevamos al límite la lógica comunitarista encontraríamos, por ejemplo, que determinadas prácticas tradicionales de algunas culturas, como la antigua costumbre india de quemar viva a la viuda junto con el cadáver de su marido…gozan de plena legitimidad moral en el interior de la cultura que las practica… una cultura que acepta tales prácticas es inferior moralmente hablando –y solo en lo que se refiere a esa costumbre- a las comunidades que reivindican la igualdad de derechos entre los sexos. Y si esta afirmación suena a eurocentrismo o a metafísica, tanto peor: no por ello deja de ser cierta…
Hay dos tipos de universalidad: uno de ellos, entre nosotros el más frecuente, consiste en postular un modelo surgido de la propia cultura e imponerlo como paradigma universal…
El otro tipo de universalidad implica el reconocimiento de la diferencia. Lo universal no surge en este caso de la imposición de un modelo sino de la búsqueda de elementos comunes en los distintos pueblos. De hecho, el germen de los derechos humanos está presente en todas las culturas… de tal modo que reivindicar la universalidad de estos derechos no consiste en imponer un marco cultural radicalmente distinto sino en desarrollar esos gérmenes que ya existen en esas comunidades…

EL VELO ISLÁMICO
… Quizás la respuesta más lúcida al problema planteado (se refiere al problema del uso del velo islámico en las aulas) la pronunció una niña musulmana durante los debates que tuvieron lugar en Francia:”la que debe ser laica es la escuela, no los alumnos”. Entran en conflicto aquí dos concepciones distintas de la igualdad… Una de ellas, de raíz platónica, consistente en la asimilación de todos los seres humanos a un modelo común… este modelo, casualmente, suele identificarse con el de la cultura dominante: tan “igualitaria”, desde este punto de vista, es la prohibición de usar el velo islámico en los colegios como la imposición del mismo en muchos países musulmanes.
La otra manera de entender la igualdad consiste en considerarla como… el reconocimiento de la igualdad de derechos de que deben gozar aquellos que son distintos entre sí…en la aplicación de una norma que asegura idéntica valoración y respeto a todos los seres humanos…
Este respeto se extiende universalmente, pero no implica que todas las culturas, teorías o creencias sean igualmente respetables… ¿Dónde está el límite entre aquellas que merecen ser respetadas y las que no? Creo que en lo que llamamos “derechos humanos”…
¿Dónde colocar el uso del hiyab? Muchos de los que defienden su prohibición en la escuela sostienen que una escuela laica debería prohibir la exhibición de cualquier símbolo religioso, y más aún de aquellos símbolos que connoten la opresión de la mujer. Desde este punto de vista, el velo islámico sería la antesala de abusos mucho más graves, como los matrimonios forzosos, la prohibición de estudiar a las mujeres y hasta la ablación del clítoris.
Sin embargo, el uso del velo islámico no constituye por sí mismo una agresión a la dignidad de la mujer, aunque su uso responda a una tradición religiosa y cultural que sí lo hace. De hecho, entre las mujeres europeas, pañuelos semejantes se usan en contextos carentes de cualquier significado religioso… Su prohibición, por lo tanto, no se basa en el pañuelo mismo sino en la intención que se le supone a la mujer que lo utiliza. Y esta intención no es siempre la misma… Mientras para algunas de ellas el velo implica su aceptación del papel sumiso que les concede su cultura, para otras no pasa de ser una prenda tradicional del ambiente en el que han crecido, de tal modo que su uso se relaciona más con el pudor que con principios religiosos… Y aún en otros casos, el pañuelo es utilizado conscientemente, con razón o sin ella, como un signo de reafirmación ideológica contra el colonialismo cultural, sin ninguna connotación religiosa. En cualquier caso, no parece función del legislador juzgar sobre estas u otras intenciones.
Por supuesto que esta tolerancia no puede extenderse a las prácticas que en sí mismas implican una violación de los derechos humanos: los matrimonios impuestos, la prohibición de estudiar o trabajar, la ablación del clítoris…

LAICISMO
… La laicidad de la enseñanza hay que defenderla a toda costa. Pero esa laicidad no consiste en disimular las diferencias entre los estudiantes, ocultando sus particularidades, sino en enseñarles a respetarse precisamente porque son diferentes… conviene que dentro de la escuela convivan abiertamente etnias, religiones y costumbres distintas, como las que existen en la vida real. Y la escuela es un excelente laboratorio donde se pueden enseñar a los alumnos las ventajas de esta convivencia…
En resumen, el mensaje que la enseñanza debe transmitir no consiste en decirles a los niños “todos somos iguales”, entre otras razones porque eso es falso, sino “todos tenemos los mismos derechos precisamente porque somos diferentes” Y la presencia de velos islámicos en un colegio no representa ningún obstáculo para lograr ese objetivo: hasta puede ayudar a conseguirlo si los profesores saben aprovechar la diversidad en lugar de construir una homogeneidad artificial en el interior del centro educativo.

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