miércoles, 18 de marzo de 2009

NO SÉ EN QUÉ CONSISTE SER MUJER

Es el resumen de un artículo de Rosa Montero, periodista que escribe habitualmente en el suplemento dominical de El País. Es de fecha 7 de abril de 2002¿Se repiten algunas ideas? Pues así ireis teniendo más claro que el tema del debate es bastante confuso.Leed, leed.


A decir verdad no sé bien en qué consiste ser una mujer. La imprescindible Simone de Beauvoir… dijo que la mujer no nace sino que se hace… Ahora, en cambio, se ha puesto de moda la interpretación biológica, y los científicos parecen empeñados en decirnos que no somos más que una sopa química. Esto es, que de algún modo nacemos hombres o mujeres; y con esto no me estoy refiriendo, claro está, a las obvias diferencias físicas, a las protuberancias y los repliegues secretos, a los colgajos y las barrigas paridoras, sino a cosas tan intangibles como nuestro carácter, nuestra visión del mundo o nuestra estructura intelectual.

¿Somos de verdad tan distintos, hombres y mujeres? Y, si es cierto que lo somos, ¿esa divergencia es inmutable?

Parece evidente que unos y otras mostramos ciertos rasgos generales de comportamiento que, aunque no se cumplan nunca al 100%, suelen afectar a la mayoría. Ya se sabe que las mujeres tendemos a leer peor los mapas y que los hombres son a menudo incapaces de hablar de sus propios sentimientos. De hecho, y comparado con el varón, el cerebro medio femenino tiene menos desarrollada la zona espacial, pero en cambio la zona verbal es mucho más rica, lo que tal vez podría explicar las anteriores diferencias de carácter. O tal vez no, porque es muy posible que el cerebro, ese engrudo de neuronas tan complejo y tan plástico, no haya hecho más que adaptarse a un uso social. Quiero decir que, si de repente educaran a todas las niñas durante años en conceptos espaciales y geométricos, probablemente se les desarrollaría esa zona cerebral.

Con lo cual regresamos al principio: verdaderamente no tengo ni la más repajolera idea de lo que es ser mujer, si es que es ser algo. ¿Hasta qué punto nuestro comportamiento es un resultado del condicionamiento cultural o de la biología? ¿Y hasta qué punto incluso la biología responde al uso social? Hay tantos enigmas, desde luego, respecto a las diferencias de talante entre nosotras y ellos, desde las cosa más nimias a las más importantes…

… ¿por qué cuando dos críos de dos o tres años están en una terraza de un bar junto a sus padres, la niña se pone a dar de comer a las palomas y el niño intenta atizarlas con un palo? Estoy hablando de una escena que he visto, con ligeras variantes, muchas veces: el instinto protector y nutricio de las nenas, el impulso cazador y más bien borrico de los chicos. ¿Pero son de verdad instintos permanentes y esenciales? Lo cierto es que cada día hay más mujeres abiertamente agresivas y más hombres decididamente delicados. Y bienvenidos sean unas y otros, porque nos liberan del encierro del estereotipo. Porque yo no tengo la menor idea de lo que significa ser hombre o ser mujer, pero no estoy dispuesta a permitir que me apresen en la jaula de un prejuicio.

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