miércoles, 25 de marzo de 2009

Educación para la igualdad

He recibido, a través de Googel este artículo. Me limito a reproducirlo tal como está escrito.


25 marzo 2009
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Educación para la igualdad
23.03.2009 - Ana Gómez es licenciada en Filología Hispánica y Profesora de Español

Un recentísimo documento, magníficamente editado, del Gobierno regional (Instituto de la Mujer y Consejería de Educación) asesora a profesores y empresarios en su trato con alumnas o personal femenino y muestra las ventajas que aporta la incorporación de mujeres a empleos tradicionalmente masculinos. «La escuela mixta parte del principio de neutralidad y no contempla las desigualdades de género, considera que trata a todos por igual y cree que es correcto. En realidad, el profesorado reproduce los valores sexistas: considera que chicos y chicas están dotados para tareas distintas y los orienta de manera diferente. Los libros de texto, de lenguaje androcéntrico, ocultan a la mujer en contenidos e ilustraciones; y evitan mencionar las aportaciones femeninas a la cultura, la historia o la ciencia. El nuevo modelo coeducativo -no mixto- reconoce las diferencias de género, reparte espacios y tiempos equitativamente y hace visibles las obras de las mujeres en el mundo». En su 'Teoría de la socialización y la influencia de los estereotipos de género' leemos: «la especie humana se compone de machos y hembras, que se identifican por el sexo (genitales, mamas...), pero no se nace hombre o mujer, sino que son meras consecuencias de la socialización. Se les asignan identidades distintas. No es lo mismo padre, madre, minero, alumna, alumno, marinero (...) El género condiciona los gustos: música clásica, cocina, natación, ballet, para chicas; policíacas, rock, vela, montañismo, informática, videojuegos, para chicos (...) La mujer se invisibiliza: el claustro de profesores, los alumnos, la cofradía de mariscadores; cuando la mayoría son mujeres. Una educación no sexista debe hablar visualizando y debe mostrar hombres en profesiones femeninas: Llongueras, Ferré, Dior, Galiano, y viceversa: Merkel, Graff. Y en lo docente y empresarial debe imponerse la remoción de obstáculos que impiden la igualdad». Se juzga ideal la conciliación laboral y familiar, pero ventajoso contratar a mujeres «porque solo tienen un hijo a partir de los cuarenta, así, sus bajas no son largas ni frecuentes» (¡paradójico!). «Son más limpias, dialogantes, atentas, respetuosas, con mejores notas que los hombres. Aunque falten por dolores menstruales, no será comparable a las ausencias de los hombres por resacas, fútbol o causas injustificadas».

Ante lenguaje tan preciso y literario; ante razonamientos tan lógicos y acertados, debo reflexionar. Hasta ahora he distinguido a mis alumnos por su trabajo. Nunca he contado números o porcentajes "de género". Tengo ex alumnos cocineros, pianistas y maestros de ed. infantil. Y ex alumnas ingenieros, atletas y abogados del Estado. Jamás hice 'visible' su sexo, por creer que debía tratarlos igual. Craso error. Debería considerar la diferencia. ¿Calibrar pechos y entrepiernas? ¿Compensar la baja puntuación de un examen bajo síndrome premenstrual? ¿Hablar en femenino? De gustos y profesiones ¿qué opinarán Marsalis, Spinosi, Jaroussky, José Martínez, Zabell, Pasabán, y mis alumnas roqueras o informáticas?

Los exámenes de selectividad incluirán contenidos femeninos (¿componentes químicos de las compresas?, ¿estadísticas de embarazos?, ¿cálculo de talla de sujetador?). Tribunales de PAU y para selección de profesorado universitario, paritarios. Se me podrá rechazar si mi sexo está ya representado. El Gobierno alega que no es discriminación, aunque la causa sea solo mi aparato reproductor, no mi capacidad o experiencia. Sugerencias: vacantes en oposiciones, tribunales de justicia y equipos de quirófano paritarios (tranquiliza saber que las mujeres cogen más suavemente el bisturí).

A ver si resulta que no fue Miguel Servet quien descubrió la circulación de la sangre, ni Galileo el heliocentrismo, Pasteur su vacuna o Fleming la penicilina, sino sus ayudantes femeninas. A lo mejor, Jovellanos, Velázquez y Lope eran mujeres travestidas, como la monja alférez. Quizá, en vez de estudiar a Colón o Pizarro y sus conquistas coloniales, hayamos de fijarnos en sus conquistas femeninas entre las indias que encontraban a su paso.

Sí ha habido mujeres destacadas: Sta. Teresa, Nightingale, Austen, Brontë, Morisot, las sufragistas, las reinas de Inglaterra o Suecia. Y también Isabel la Católica, Meir, Kirchner, Thatcher, Rice y Livni, modelos de pacifismo, comprensión, gestión económica y político-social, generosidad y humanidad. Que queden hombres sin saber cocinar ni poner una lavadora solo es culpa suya, no de sus madres que los educaron. Que las mujeres maltratadas no denuncien y afirmen seguir queriendo a sus maridos porque son buenas personas solo es culpa de los hombres.

Vicario, Williams, Nadal y López son tenistas. Y Chanel, McCartney, Balenciaga y Berhanyer, diseñadores. Y punto. Iguales. (No pienso en el sexo las 24 horas del día, qué se le va a hacer). Hay buenos y malos tanto varones como mujeres. Los aparatos reproductores y las hormonas no aportan virtudes y defectos per se.
Ablaciones de clítoris, millones de niñas sin vacunar ni alfabetizar, burkas y prostitución, mientras aquí callamos o asistimos a concursos de misses (mercado de culos y tetas: esclavitud sexual) o defendemos pañuelos como signo de libertad y pedimos paridad en el Parlamento y los consejos de administración. No en la minería o las fábricas, que se gana y se viaja menos, se come y se viste peor, no salimos en Vogue o El Mundo cual estrella cinematográfica, y son incómodos para nalgas liposuccionadas y pechos siliconados. Ni paridad masculina en la enfermería o el magisterio.

No todo es respetable y aceptable. El respeto mal entendido a la libertad religiosa puede llevar a tolerar la separación de sexos en piscinas públicas, la mutilación genital, el ojo por ojo, la lapidación o la muerte de menores por falta de atención médica. Quien lleva velo, viste ropa holgada para ocultar las formas que tientan al varón hacia la lujuria. ¿No se sabía? ¿Es libertad e independencia? Creeré que las autoridades son feministas e igualitarias cuando hagan lo posible por erradicar tales conductas y fomenten el interés por el intelecto más que por el cuerpo (oculto o expuesto).

Menos mal que Obama es negro. Si no, aún oiríamos que su victoria se debía a la discriminación sexista.

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