lunes, 23 de noviembre de 2009

SOCIEDAD TECNIFICADA Y GÉLIDA

El escritor y periodista Antonio Gala firma este artículo escrito en marzo de 1994, en el suplemento dominical de EL PAÍS. No, no me he confundido. Por aquel entonces publicaba en este periódico. Es, como vais a leer, un artículo pesimista (¿o realista?) sobre el momento presente. Os hago un resumen.

... Hablamos de progreso sin saber lo que es. Ortega entendió que no consiste en un aumento cuantitativo de ideas o cosas, sino en la creciente intensidad con que percibimos media docena de misterios cardinales y peremnes...
Hoy la protagonista de la Historia es una sociedad tecnificada y gélida, que predica la paz al tiempo que exaspera las agresividades más recónditas... que promete futuros paradisiacos mientras se desarrolla en el presente más desolador; que ha endurecido al hombre de tal modo que ni él mismo, tan mutilado se halla, percibe su dureza; que manipula al individuo como medio de producción en lugar de mejorarlo como destinatario; que lo objetiva hasta tal punto que, más que sujeto, se transforma en objeto de consumo; que planifica, además de su trabajo, su vacación, su libertad, su amor y su cultura.
... ¿Continuaremos progresando, cada vez con más prisa, en la misma dirección extraviada? ¿No detendrá, por fin, el calamitoso estrés, que es el pago y el sello que imprime sobre nosotros la sociedad... Y tal estrés no sólo es inútil, sino repugnante a nuestra condición de criaturas libres... causa las neurosis de las grandes ciudades; nos conduce, con su dolorosa anestesia al desastre...
...Según Konrad Lorenz, uno de los ocho pecados del hombre de nuestra civilización es el embotamiento de la conciencia, la abdicación. Nuestra capacidad para experimentar alegría, entusiasmo, vehemenica, anhelo de superación, heroicidad, está ya prácticamente destruida.
...¿Qué más tecnologías, que más vehículos, qué más artificios, qué más vanidades necesitamos los hombres para satisfacer nuestro destino de hombres? ¿Qué sociedad hemos construido que descarga sobre nuestras espaldas, no dispuestas para ello, tanto peso, tanto desquiciamiento, tanta alteración, tanto aire irrespirable? Una comedia musical americana de hace tiempo se tituló "Que detengan el mundo, que me apeo". A mí me gustaría oíros a vosotros decir en voz muy alta: "Vamos a detener este mundo. Vamos a desengrasarlo y a limpiarlo. Vamos a sembrarlo de ilusiones...

No hay comentarios:

Publicar un comentario