lunes, 16 de noviembre de 2009

¿BROTES VERDES? OPTIMISTAS

Hace unos días comía con unos amigos, unos buenos amigos, de esos con los que te sientes libre para discrepar. No paraban de criticar; que si estamos en una sociedad estúpida, que si vamos de mal en peor, que si estamos en el peor de los mundos posibles... Protesté enérgicamente (demasiado enérgicamente, con perdón). Y es que por mi mente se cruzaba el tema del debate.
Soy consciente del mal momento que estamos pasando,pero como suele decirse, el árbol que tenemos delante no nos puede ocultar el bosque. El bosque al que me refiero son los derechos de los que gozamos actualmente. Uno de ellos es el derecho a la salud. No es este derecho algo abstracto, sino algo tan tangible como, en algunos casos, poder seguir viviendo.
Tengo delante de mí un artículo de El País (15-11-09), cuyo título es "A la búsqueda de órganos". En él se hace referencia a los trasplantes de órganos llevados a cabo en Andalucía : corazón, pulmón, riñones... gracias a los cuales algunas personas siguen viviendo y otras han mejorado considerablemente su calidad de vida.
No voy a reproducir el artículo del diario, para mis propósitos me basta destacar los datos siguientes:

"Desde que hace 30 años se hiciese el primer trasplante de riñón en Andalucía, se han contabilizado 4.000 familias donantes que han permitido realizar 10.000 trasplantes de órganos y 25.000 de tejidos"

"Hoy, de cada diez familias que tienen la opción de donar, ocho dan su consentimiento".

"En los siete primeros meses de 2009 ha habido 177 donaciones de donante fallecido y 27 de donante vivo, todas ellas de riñón. Son el 11% más que en el mismo periodo que en 2008".

"Esta cifras suponen 37 donantes por millón de habitantes, el doble que la tasa media anual en la Unión Europea".

No dispongo, en estos momentos, de los datos a nivel nacional, pero creo que son similares a los aquí reproducidos o levemente mejores. Por tanto, que no se me acuse de que estoy haciendo apología de la Junta de Andalucía. Lo que pretendo destacar son dos cosas: En primer lugar, la generosisdad de los españoles (algún necio pensará: qué más da si el donante está muerto). Y en segundo lugar, ¿han pensado Uds. que la costosísma operación del trasplante de órganos y su reimplantación se lleva a cabo en personas de las cuales se ignora su nivel económico?
Esto es, sin ninguna duda, progreso moral.

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