viernes, 6 de noviembre de 2009

CIUDADANOS DEL MUNDO

Es el título de un libro de una magnífica filósofa llamada Adela Cortina. Del libro, en este momento, me interesa la cuestión que más adelante os reproduzco.
Os hago una introducción.Un relativista moral podría objetar que el tema del debate (si ha habido progreso moral o no) ni siquiera se puede plantear, porque ello supone, tanto si respondemos afirmativa como negativamente, dar por supuesto que hay unos criterios objetivos, únicos, e inmutables, conforme a los cuales juzgamos. Pero como sabéis, un relativista afirma que el valor y la existencia misma de los valores los determina cada sociedad en cada momento. Por consiguiente, lo que en una determinada sociedad está bien considerado o valorado, podría no estarlo en otra... Y sólo podríamos juzgar los comportamientos de aquellos individuos de la sociedad a la que pertenecemos, pero no a cualquier sociedad distinta o anterior a la nuestra.
Para hacer más comprensible lo anterior os pongo un ejemplo. Si, en el momento actual, un individuo defendiera, de veras,la esclavitud,(aunque es difícil de imaginar) nuestro juicio moral sobre él sería muy negativo. Vemos con tanta claridad que la esclavitud es un hecho reprobable que ni siquiera nos creeríamos en la necesidad de justificarlo.
Cambio de época, la Grecia del siglo IV a.C. El gran Aristóteles sentenciará: "el esclavo lo es por naturaleza". Y esto lo dijo alguien que escribió magníficos libros de ética. ¿Pensaríamos que Aristóteles fue un inmoral? No. Pensaríamos que Aristóteles participaba de la mentalidad propia de la época.
El argumento relativista parece tan convincente que, en este preciso momento, casi me siento obligado a deciros: dado que no podemos pronunciar ni una sola palabra sobre el tema, propongo otro distinto.
Es una broma. El debate de este año es el más apasionante de todos los celebrados. Ya os diré, en otro momento, por qué. Ahora, acude en mi ayuda Adela Cortina.


"Aunque los valores sean cualidades reales de las personas, las acciones, los sistemas o las cosas, también es verdad que a lo largo de la historia y en las diferentes culturas hemos ido descubriendo matices diversos en el contenido de cada uno de ellos. Y este descubrimiento progresivo ha despertado, como es obvio, la sospecha de que su valía es relativa a las distintas épocas y culturas, de donde parece concluirse que nada puede afirmarse universalmente en relación con los valores, sino que es preciso atenerse a cada una de las épocas y culturas.
Sin embargo, una afirmación semejante pierde fuerza cuando nos percatamos de que, ciertamente, hay una evolución en el contenido de los valores morales, pero una evolución que implica un progreso en el modo de percibirlos, de suerte que las etapas posteriores en el desarrollo moral entienden cómo los han percibido en las anteriores, pero lo consideran insuficiente. Lo cual significa que la evolución de la moral no es simple cambio, sino progreso, y que volver a etapas anteriores significa no sólo cambiar, sino retroceder. En este punto es sumamente útil la Teoría de la Evolución Social de Habermas, su teoría de la evolución de la conciencia moral de las sociedades, cuya clave consiste en afirmar que las sociedades aprenden no sólo técnicamente, sino también moralmente, y que este aprendizaje va acuñando la forma de conocer de sus miembros, de forma que volver a una etapa anterior significa retroceder.
De la misma manera que la formación de la conciencia moral en el individuo supone, según Kohlberg, un progreso en tres niveles -preconvencional, convencional, postconvenciona (*)- , también la conciencia moral de las sociedades los ha recorrido. Tratándose en ambos casos de ese proceso de "degustación", por el que vamos comprobando qué valores acondicionan mejor nuestra existencia, y sobre todo qué forma de realizarlos, de ponerlos en práctica.
... El relativismo carece, entonces, de base, porque hemos ido aprendiendo al hilo de los siglos, que cualquier ser humano, para serlo plenamente, debería ser libre y aspirar a la igualdad entre los hombres, debería ser justo, solidario y respetar activamente su propia persona y a las demás personas, trabajar por la paz y el desarrollo de los pueblos, conservar el medio ambiente y entregarlo a las generaciones futuras no peor que lo hemos recibido, hacerse responsable de aquellos que le han sido encomendados y estar dispuesto a resolver mediante el diálogo los prblemas que pueden surgir con aquellos que comparten con él el mundo y la vida"
Cortina, Adela. ciudadanos del mundo.

* En clase explicaremos el significado de estos términos.

Termino haciendo un ruego. Este blog se enriquecería muchísimo con vuestra participación. Espero que aportéis vuestras opiniones o que planteéis las dudas que tengais.
Un saludo.

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